La Iglesia anima el esprint final de Colombia hacia la paz
El secretario de Estado del Vaticano llevó a la firma del acuerdo de paz de Colombia «la cercanía del Papa». Tanto Francisco como la Iglesia colombiana han seguido y animado durante años las negociaciones
Los colombianos pueden dar este domingo un paso definitivo hacia la paz en su país, tras un conflicto de más de 50 años que ha dejado 200.000 muertos, unos 45.000 desaparecidos y más de seis millones de desplazados. El referéndum sobre el acuerdo de paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) pondrá fin a una semana histórica que comenzó el lunes con la firma del documento en Cartagena de Indias.
El acto contó con la participación de una decena de jefes de Estado, además de personalidades como el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon o el rey emérito Juan Carlos de España. Un protagonismo especial tuvo el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin. Se había desplazado al país latinoamericano para transmitir «la cercanía del Papa Francisco», que «ha seguido con gran atención los esfuerzos de estos últimos años en la búsqueda de la concordia y la reconciliación».
Impulso del Papa
En una liturgia de la palabra celebrada en el santuario de San Pedro Claver antes de la firma, el número dos de la Santa Sede resaltó que el Pontífice «varias veces ha animado estos esfuerzos». Prueba de ello es su promesa de viajar al país en 2017, si se firmaba la paz. Eso sí, «obviamente sin tomar parte en las soluciones concretas que han sido negociadas y sobre las cuales decidirán de manera libre, informada y en conciencia los propios ciudadanos» el domingo.
Las encuestas vaticinan una victoria del Sí, pero un tercio de la población anuncia que votará en contra. La oposición la lideran los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, dos políticos católicos. Los obispos colombianos «no quieren entrar en la polarización y la politización» que rodean el referéndum, explica a Alfa y Omega Óscar Acevedo, miembro de la Comisión de Conciliación Nacional. Esta entidad, creada en 1995, asesora a la Iglesia sobre el final del conflicto.
Labor de pedagogía
Para evitar polémicas, el episcopado no ha pedido abiertamente el voto afirmativo en el referéndum, sino un voto en conciencia. Al mismo tiempo, han apostado por hacer pedagogía sobre el acuerdo alcanzado el 24 de agosto, y que incluye la transformación en partido político de las FARC.
En los últimos 15 años, gracias a la ayuda militar estadounidense, la guerrilla ha visto reducidos sus efectivos a la mitad, hasta menos de 8.000 combatientes. Los expertos coinciden sin embargo en que es imposible una victoria total, en un país donde en amplias extensiones de territorio el Estado está totalmente ausente. Eso ha obligado a aceptar concesiones a la antigua guerrilla marxista, hoy dedicada al lucrativo negocio del narcotráfico. Sus crímenes, como también los cometidos por los militares, se juzgarán en un tribunal ad hoc bajo la perspectiva de la «justicia transicional».
Acevedo explica que este concepto, que se aplica en países que están saliendo de conflictos armados, intenta aunar verdad, justicia y reparación. Por eso, impondrá penas cortas o medias, que podrán ser sustituidas por labores sociales como limpiar las zonas donde sembraron minas antipersonas o participar en la sustitución de los cultivos de coca. Todo ello exige –matiza Acevedo– «que el Estado facilite infraestructuras» en las regiones sin presencia estatal. Para el desarrollo de estas zonas, el acuerdo recoge también una reforma rural.
El papel clave de la Iglesia
Al margen de su prudencia sobre el referéndum, la Iglesia ha apoyado de forma clara el proceso actual y los tres intentos anteriores fallidos. Desde la Comisión de Conciliación Nacional, Acevedo explica que la Iglesia siempre «ha sido muy prudente: anima el logro de la paz pero no define ni el cómo ni el qué de los acuerdos». Sí «ha sido facilitadora, ofreciendo un canal de comunicación» entre las partes «en los momentos más difíciles».
Habrá también colaboración en la implementación de la paz. En el acuerdo, la Mesa de Conversaciones encomienda a la Iglesia coordinar los actos de reconocimiento de responsabilidad colectiva. También está formando ya a los agentes de pastoral de las zonas donde se concentrará la guerrilla para desmovilizarse.
En Cartagena de Indias, el cardenal Parolin subrayó que «estamos, sí, al final de una negociación, pero también al inicio de un proceso todavía abierto de cambio, que requiere el aporte y el respeto de todos». Y en nombre del Papa, exhortó a cada parroquia e institución católica a convertirse «en hospital de campaña, en el lugar seguro en el que se puedan reencontrar» víctimas y agresores. Lo primero es ayudar a sanar las heridas de quienes han sufrido. Solo así será posible afrontar con garantías un futuro en Colombia en «el cual convivir sin masacrase y en el cual poseer convicciones diversas en el marco del respeto de las reglas democráticas, de la dignidad humana y de la tradición católica de esta gran nación».
M. Martínez López / R. Benjumea