Andrés tiene 8 años, discapacidad visual (ve muy poco), y dos medallas de oro en atletismo: salto de longitud y 500 metros. Las ganó en mayo en un campeonato nacional para niños, junto con una de bronce en 50 metros lisos. Dos días a la semana entrena con José Manuel y David, dos profesores estupendos, en las instalaciones de la ONCE. Nos cuenta que, en atletismo, el corredor sujeta el extremo de una correa y un guía, que corre a su lado agarrado al otro extremo, le indica el camino. Cuando hacen salto de longitud, «corremos solos y una persona les dice cuándo saltar».
Otra de sus actividades favoritas es el esquí. Va a la pista cubierta del centro comercial Madrid Xanadú, con el Club Siempre de esquí para ciegos. «Cuando aprendes, es fácil. Un voluntario va delante con un micrófono y un altavoz y nos dice qué tenemos que hacer». Una cosa buena de este deporte es que puede practicarlo con toda su familia. En la montaña, le guía su madre. Su padre va detrás, y sus hermanos mellizos, Juan y Alicia, de 10 años, uno a cada lado. Juan y Alicia también le acompañan a las clases y le ayudan. Cuando crezcan, quieren ser guías.
Andrés conoce a Jon Santacana, un esquiador español con deficiencia visual. Jon ha sido campeón en varios Juegos Paralímpicos de Invierno, y es un modelo para él. De pequeño, Andrés le escribió una carta. Jon le contestó, y a veces se encuentran cuando Jon viene a Madrid. Andrés ha aprendido mucho de él. Cuando no sabe si va a ser capaz de hacer algo nuevo, «me acuerdo de un vídeo de Jon» en el que dice: «No me veo capaz de conseguir cualquier cosa. Me veo capaz de intentar conseguir cualquier cosa».