De incógnito por Getafe - Alfa y Omega

De incógnito por Getafe

Pedro J. Rabadán
Foto: AFP / Javier Soriano.

Me siento señalado. Lo reconozco públicamente, soy varón, heterosexual, joven, delgado, blanco, de clase media y católico. Vamos, que lo tengo todo. Cumplo todos los requisitos del perfil del homófobo que establece el Ayuntamiento de Getafe. Así lo recoge el Manifiesto por el día internacional del orgullo LGTBI+ redactado por colectivos gais del municipio y respaldado por el PSOE, Izquierda Unida, Ahora Getafe (Podemos) y Ciudadanos. Durante los días del Orgullo he salido a la calle intranquilo, notaba que la gente me miraba, y aprovechando el calor me he escondido bajo una gorra que sombreaba mi cara. Me he bronceado a conciencia para parecer más moreno, casi mulato, y he cuidado que el escapulario no se me saliera de la camisa. En ese texto que tanto interés ha despertado en la alcaldesa de Getafe se pide también la igualdad de todos los ciudadanos, sin importar su condición sexual. Resulta llamativo que quienes piden respeto y tolerancia lo hagan con un manifiesto sectario que señala a los demás por razones de color de piel, ingresos y religión.

Y por si fuera poco, tengo el atrevimiento de escribir estas palabras en contra de la cultura única que hace que quien no se sume a estos postulados sea calificado de homófobo irrefutable. Qué osadía. Pues no, señores. No escribo contra la bandera multicolor que se puede apreciar en la foto, ni contra la fiesta. Y mucho menos contra los homosexuales. Como dice el Papa Francisco, «¿quién soy yo para juzgar a un gay?». Recientemente ha asegurado que «los cristianos y la Iglesia católica deberían buscar el perdón de los gais por el modo en que los han tratado». Añade que «deben ser respetados, acompañados pastoralmente».

Escribo a favor de aquellos que conciben su condición homosexual alejados del exhibicionismo de mal gusto y del gamberrismo indeseable; de aquellos que piensan que un desfile de disfraces horteras a ritmo de música tecno no contribuye a esa anhelada normalidad; de esos homosexuales que condenan y detestan el cartel de dos vírgenes besándose en la boca como imagen promocional del Día del Orgullo Gay en Valencia. Dicho esto, me pongo la gorra, la crema bronceadora, y me voy de paseo por Getafe no vaya a reconocerme la alcaldesa y me declare persona non grata.