Campamento de los salesianos, en mitad de la guerra, para 800 niños de Alepo
Después de más de cinco años de guerra se sigue derramando mucha sangre a diario en Siria. Los líderes militares y políticos de las diversas facciones enfrentadas continúan persiguiendo sus propios fines en detrimento de los intereses de la población y del resto del mundo, que pide la paz para definitiva. Sin embargo, los Salesianos son más obstinados y, en este ambiente hostil, siguen proporcionando a los jóvenes de la llamada ciudad mártir de Alepo el Verano para los muchachos.
El campamento de verano del Oratorio Salesiano de Alepo comenzó hace una semana con la participación de 800 menores, niños y niñas, y la asistencia de 85 animadores de diferentes edades y de diferentes grupos de la Familia Salesiana en Alepo.
Este año, aprovechando el Año de la Misericordia, el tema del campamento de verano gira en torno a ella a partir de la historia del profeta Jonás. «Es un tema de gran actualidad para nosotros, no sólo porque este año es el jubileo, sino porque nos toca profundamente: nuestra tierra tiene necesidad de la misericordia que proviene de Dios».
En esta guerra sin piedad, la ciudad vive la mayor contradicción: por un lado, todos los ciudadanos se ven obligados a vivir en medio de la guerra, con el miedo a la guerrilla y a los francotiradores, a las explosiones, a la falta de servicios públicos, a la muerte, a las enfermedades… por otra parte, la comunidad educativa se esfuerza por vivir el día a día como sea posible, pero en paz. Tan pronto como resulta posible se piensa y se hace todo lo posible para restaurar la escuela y las actividades.
«En todo esto, como hijos de Don Bosco tratamos de hacer la mayor parte de nuestros esfuerzos y trabajar sobre todo con jóvenes más pobres. Sólo el Señor sabe cómo hacer las cosas aquí. Nosotros les pedimos que sigan orando por nosotros, porque en estas fechas parece que esperamos días muy difíciles», concluye el padre Jabloyan.
«A pesar de la guerra y de tanta violencia, tratamos de iluminar con esperanza el corazón de los muchachos de Alepo. Con mucho cuidado, tratamos de llevar a los niños del oratorio en autobús para que puedan vivir unas pocas horas en alegría y en serenidad», añade el padre Pier Jabloyan, salesiano que dirige el Oratorio de Alepo.
Un oasis en medio de la violencia
Hace unas semanas el Oratorio Salesiano tuvo que cerrar sus puertas a las actividades para los menores por la extrema violencia que sufría la ciudad. Los continuos bombardeos ponían en peligro la seguridad de los niños y el centro salesiano sólo atendió a las familias que acudían allí.
Tras ese parón momentáneo, el Oratorio reabrió sus puertas y confirmó lo que la guerra la conseguido en los menores: que dupliquen su asistencia, pasando de los alrededor de 400 hace unos años, a los casi 800 actuales. El padre Pier Jabloyan revela que «aquí Don Bosco sigue vivo y trabajando con y para los jóvenes. Tratamos de transmitir a estos muchachos el espíritu de Don Bosco, el espíritu de familia; es lo que tratamos de hacer en estos tiempos de guerra».
Los menores encuentran allí un remanso de paz y un oasis de alegría en medio de tanta violencia. Comparten juegos con otros niños y refuerzan sus conocimientos y espiritualidad.
Pero el oratorio y el centro juvenil no son las única actividades que realizan los tres salesianos que hay en la presencia de Alepo, a éstas hay que añadir la pastoral universitaria, propuestas de carácter formativo, recreativo y litúrgico para jóvenes y asistencia social y espiritual a los encarcelados.