Según Cáritas, el rechazo a la acogida en Badalona nace más del abandono que del racismo
Eduard Sala, el director de Cáritas Diocesana de Barcelona, denuncia que los problemas de vivienda llevan a los vulnerables a «ver a los migrantes como una amenaza»
«En todo el mundo y en Badalona llevamos demasiado tiempo escuchando mensajes que culpabilizan a los pobres y, especialmente, a las personas en situación irregular y de otros orígenes culturales y religiosos», declara a Alfa y Omega Eduard Sala, director de Cáritas Diocesana de Barcelona.
Debido al desalojo este fin de semana del antiguo instituto B9 en el que vivían unas 400 personas —de las que ya la mitad se habían marchado en los días precedentes al experimentar tensiones— él mismo se desplazó el pasado domingo a la parroquia de la Mare de Déu de Montserrat para informar a su comunidad del simbólico dispositivo de acogida que la Iglesia local quería poner en marcha en colaboración con la Generalidad de Cataluña. Sin embargo, debido a las reticencias de algunos vecinos que se manifestaron, aún no se ha puesto en marcha.
15 personas que son «ese Dios que vamos a acoger»
El anuncio oficial tuvo lugar «en la Misa de 12 horas. «Por ser el cuarto Domingo de Adviento, el Evangelio hablaba de que Dios está con nosotros y cómo recibir a Jesús», rememora Sala, quien destaca que el primer capítulo de san Mateo repasa toda la genealogía de Jesús. Por ello, al terminar la celebración y con permiso del sacerdote, él se dirigió a los feligreses recordándoles el capítulo 25 del mismo evangelista, que dice explícitamente: «Fui forastero y me hospedasteis».

El director de Cáritas Barcelona les pidió que «fueran luz como las velas de adviento porque estamos invitados a ser luz en el mundo y en el barrio para poder recibir a 15 personas que son ese Dios que vamos a acoger en Navidad, en este caso, con rostro africano».
«Se sienten abandonados por la Administración»
En cuanto a los recelos de unos 200 vecinos que se manifestaron frente a la parroquia porque no estaban de acuerdo con esta propuesta, Eduard Sala manifiesta que «cualquier mensaje que confunda la parte con el todo es injusto», pues no cree que Badalona sea una ciudad insolidaria. De hecho, considera que estos vecinos disconformes «no es que sean racistas».

Apoyándose en el Informe Foessa de Cataluña que señala que un 26,6 % de sus vecinos experimentan graves problemas de vivienda, apunta que Badalona ha duplicado su población cada pocas décadas desde 1920 y hay quienes «se sienten abandonados por la Administración porque tienen vidas precarizadas» que les llevan «a ver a las personas migrantes como una amenaza». Aunque no lo sean y merezcan, como todos, una acogida digna.