León abroga leyes de Francisco pero consolida lo fundamental
El Papa «no está anulando las decisiones de Francisco, sino que lleva adelante sus intuiciones», asegura el vaticanista Hendro Munsterman
Mientras que el Papa ha consolidado legalmente el nombramiento de una mujer al frente del Estado de la Ciudad del Vaticano, en las últimas semanas también ha cancelado normas del Papa Francisco. Aunque probablemente exageran quienes ven esto como una ruptura, sí que son prueba de que gobierna con libertad.
Así, el 4 de diciembre suprimió la Comisión para las Donaciones que Francisco instituyó en febrero desde el Hospital Gemelli para recaudar fondos para la Curia. La idea había sido criticada desde sus primeros pasos y, como no había llegado a entrar en funcionamiento, León la ha suprimido y ha solicitado al Consejo de Asuntos Económicos que forme un grupo de trabajo sobre esta materia.
Ya con su primer motu proprio, titulado Coniuncta cura, Cuidado compartido, publicado el 6 de octubre, abrogaba una decisión de Francisco en 2022, cuando estableció que «compete exclusivamente al Instituto para las Obras de Religión» (el IOR o banco del Vaticano) «la actividad de gestor patrimonial y depositario del patrimonio mobiliario de la Santa Sede y de las instituciones vinculadas» a ella. Francisco quería unificar la gestión para facilitar el control y evitar derroches. La medida suscitó cierta perplejidad pues, para diversificar el riesgo, las instituciones suelen evitar que la misma oficina controle todas las inversiones. El mayor perjudicado era el APSA, que gestiona el patrimonio de la Santa Sede. Así, alegando cuestiones burocráticas y administrativas, no llegó a transferir al IOR esas propiedades. El Papa León ha cambiado el planteamiento, retirando la exclusiva al banco vaticano y autorizando que el patrimonio se invierta a través de otros si las condiciones son más ventajosas y lo autoriza el organismo vaticano correspondiente. Dicho en positivo, establece que los bienes financieros de la Santa Sede se gestionen según el principio de «cuidado compartido» entre organismos de la Curia.
El 11 de noviembre, el Pontífice canceló la decisión que Francisco tomó en octubre de 2024 de suprimir el Sector Centro de la diócesis de Roma para conectarlo a la periferia. Aunque León comparte «la motivación, las premisas y las consideraciones» que llevaron a Bergoglio a esa decisión, ha recuperado la distribución tradicional por la «especificidad y homogeneidad» de la zona.
Sin embargo, por otro lado, el 19 de noviembre, en vez de cambiar una ley de su predecesor, el Santo Padre dio base jurídica a su decisión de nombrar gobernadora del Estado de la Ciudad del Vaticano a Raffaella Petrini. Como ese cargo corresponde a un cardenal, el Papa argentino había dado a la religiosa «facultad de disponer y conferir, según corresponda, a los secretarios generales competencias específicas o tareas particulares». León ha modificado la ley fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano para darle solidez.
Otro reciente motu proprio, fechado el 29 de septiembre, modifica leyes de Francisco de junio de 2024 y marzo de 2025 que permitían que las basílicas de San Pedro y de Santa María la Mayor gestionaran autónomamente su patrimonio y autorizaran licitaciones de obras sin filtros del Vaticano. También tiene su relevancia la decisión, en agosto, de trasladar al Dicasterio para los Laicos la organización de la Jornada Mundial de los Niños, que Francisco encomendó personalmente al sacerdote Enzo Fortunato. León desea racionalizar recursos, enlazarla con otras iniciativas y evitar personalismos.
Sería un error sacar conclusiones precipitadas. Como dice el teólogo y vaticanista holandés Hendro Munsterman, «la visión de ambos Papas es muy parecida, pero el jurista y matemático Prevost de forma reflexiva» y el químico Bergoglio, procedía más «por ensayo y error». En su opinión, «León XIV no está anulando las decisiones de Francisco, sino que lleva adelante las intuiciones de este». La vaticanista francesa Anna Kurian tampoco ve señales de «oposición» entre ambos, sino un nuevo Papa con «mente rigurosa de canonista. Está poniendo en orden algunas decisiones tomadas al final del pontificado. Francisco tenía intuiciones pastorales y quizá puso en marcha iniciativas sin el respaldo estructurado de la ley, que ahora sistematiza su sucesor». León XIV da una idea de su estilo de gobierno afrontando las decisiones sin prisa y sin dejarse condicionar por el pasado, con la idea de tomar, con los datos del presente, la medida correcta para el futuro. Lo hace con mayor precisión jurídica que Francisco, y con la idea de facilitar la colaboración entre departamentos.