Un anuncio falso los conectó con 45 víctimas potenciales de trata
Diaconía, el brazo social de la Iglesia evangélica, se hizo pasar por una agencia de OnlyFans para una campaña de incidencia y ahora da seguimiento a quienes escribieron
Natalia Colmenar es una de las responsables de Desactiva la Trata, un proyecto coordinado por Diaconía, el ente social de la Iglesia evangélica y, de algún modo, homólogo al rol que Cáritas desempeña respecto a la Iglesia católica. De hecho, trabaja en red con la archidiócesis contra esta lacra de la trata. «Nos hemos especializado en cómo ha mutado en las tecnologías», cuenta la técnico en entrevista con Alfa y Omega. Según sus investigaciones, OnlyFans, una plataforma pornográfica a la carta en la que los usuarios se pueden suscribir a través de un muro de pago al contenido de las mujeres que elijan, «se podría considerar proxeneta en sí misma porque se queda con el 20 % de los beneficios generados». Es una ocupación que, de acuerdo con Save The Children, un tercio de los jóvenes ve como un modo legítimo de ganar dinero.
Colmenar amplía que «nos dimos cuenta de que hay todo un universo alrededor» que se lucra de estas mujeres —o chicas, pues las hay muy jóvenes y los controles de edad brillan por su ausencia— que venden imágenes íntimas. Entre los negocios derivados, «encontramos agencias que se presentan como una especie de gestores digitales para influencers y modelos». No lo son. Con el pretexto de responder los cientos de mensajes que estas mujeres reciben en sus perfiles, «se llevan entre el 40 % y el 80 % de los beneficios». Lo que provoca «una lógica muy cercana al proxenetismo», porque estos mismos gestores presionan a sus representadas con contratos inválidos para que atiendan cualquier tipo de requerimiento. Y los hay muy degradantes.
Más allá de la disrupción
Con el objetivo de lanzar una campaña de incidencia, Natalia Colmenar y sus compañeros de Desactiva la Trata crearon un sitio web y un anuncio en Instagram que, imitando la estética de estas agencias, denuncia sus vulneraciones de derechos. Bajo el título The Good Agency, diagnostica que «la aparición de este tipo de aplicaciones está desdibujando la frontera que existía entre la prostitución y la pornografía». Dirigiéndose a un hipotético hombre interesado en explotar a estas mujeres, ironiza aconsejando que «mantener el control total sobre el contenido que realizan las mujeres de tu agencia es clave para tu éxito». Y reprocha que «el último requisito para abrir tu agencia es estar dispuesto a formar parte de una red criminal de trata».
La sorpresa es que esta campaña disruptiva «tuvo mucho éxito y empezamos a recibir llamadas y correos». No eran de personas mostrando su apoyo, sino de «chicos que querían abrir una agencia de OnlyFans y no se daban cuenta de que escribían a desactivalatrata@desactivalatrata.es». También de «mujeres que estaban buscando agencia». Y ahí comenzó su labor.
«Hemos aprovechado que la gente no lee más de tres líneas», bromea Stefania Iannice, coordinadora de intervención con supervivientes de trata en Diaconía, quien destaca que esta acción los puso en contacto con 45 mujeres a las que «hemos informado sobre los peligros de las agencias» y a las que, independientemente de su decisión, «hemos ofrecido nuestros servicios» gratuitos para el día que quieran salir.