En el centro, las personas
Todo un equipo intenta responder y ver huellas del Espíritu en las complejas realidades del núcleo central de una gran ciudad como Madrid
La Delegación de Pastoral de la Zona Centro de Madrid ha echado a andar hace unos pocos años. El centro de las grandes ciudades se ha ido transformando y ofrece unas particularidades que son un desafío de evangelización para nuestro tiempo. En esos primeros pasos como delegación, lo primero ha sido constituir un equipo de trabajo y conocer la realidad de las diferentes comunidades —hay en torno a 20 parroquias que forman parte de esa almendra central de Madrid—, y, desde ahí, compartir inquietudes, trabajos, propuestas, experiencias. Hay una gran riqueza y mucha dedicación por parte de sacerdotes, laicos, comunidades religiosas, movimientos, asociaciones y hermandades, que dan presencia y vitalidad eclesial en medio de la complejidad de la gran ciudad.
Por señalar algunos rasgos en los que se ha puesto la mirada, podríamos subrayar en primer lugar la importancia de los espacios para la oración y la contemplación en medio de un mundo acelerado y marcado por las prisas. De ahí nace la iniciativa de un retiro (El Desierto en la Ciudad), donde una vez al mes en diferentes lugares (iglesias, monasterios, capillas…) se convoca a orar para mostrar esa riqueza y generar complicidad eclesial.
Se constata además la necesidad de la escucha como elemento constitutivo de nuestra fe y de nuestro acompañamiento personal y comunitario. Especialmente en el centro de Madrid, muchas personas buscan un encuentro para el diálogo por múltiples razones: soledad, angustia, falta de motivación, problemas familiares, etc. Capacitar a nuestras comunidades como lugar de acogida, de escucha activa, de encuentro, es algo que también se veía como prioridad. Para ello hemos ofrecido, en línea con las iniciativas diocesanas, alguna formación puntual que ayudase en este sentido y abriese la puerta a la sensibilización o a una posible profundización en temas concretos.
Otro aspecto que llama la atención de las parroquias de la zona es la realidad social de tantas personas, especialmente las que viven en situación de calle. Pasear por el centro de la ciudad es ir descubriendo hermanos y hermanas que, al borde del camino, claman con su presencia como un grito a la conciencia de la sociedad y de la Iglesia. Unas breves jornadas de cómo ir educando nuestra mirada, para no dejarnos endurecer por la indiferencia, han sido un espacio maravilloso de reflexión, de espiritualidad y de compartir, donde algunos de los actores que trabajan en primera línea con estos colectivos nos han ayudado a abrir nuestra percepción con unos ojos nuevos: intentar mirar como Dios mismo nos mira.
Al final, la principal tarea en estos comienzos de la Delegación de Pastoral para la Zona Centro tiene más de crear espacios comunes, de articular y poner en relación la gran riqueza eclesial que existe y posibilitar, por tanto, una presencia que sirva para acoger, escuchar, evangelizar; ser hogar y hospital de campaña en medio de la gran ciudad, donde el anonimato y el individualismo están tan presentes.
En otros momentos podremos describir algunas de las iniciativas que también se están impulsando desde la delegación: en el mundo de la cultura y el arte; en relación con Cáritas y la coordinación con los servicios sociales; en la presencia y tarea como Iglesia en salida con el proyecto Educadores de Calle; en ser cauce de comunicación y de apoyo a cofradías, hermandades, asociaciones; en apoyar la propuesta de iniciación cristiana de adultos dentro de nuestra diócesis. Hay todo un equipo a disposición de la diócesis y de nuestro obispo para, con sencillez, intentar dar respuesta y ver las huellas del Espíritu en las múltiples y complejas realidades que entraña el centro de una gran ciudad como Madrid.