Desaprender la sumisión

Cuatro mujeres en una mesa hablando de que ya es el momento de «desaprender la sumisión». Heterogéneas en la homogeneidad. Una se expresa desde la experiencia de conocer el dolor propio y el sufrimiento del otro; destila ternura en su voz y en palabras —se recrea en las palabras— y aprende y crece con quien tiene enfrente. Otra utiliza un soporte creativo, audiovisual, bello, para explicar cómo los abusos de poder y de conciencia han inundado de forma abrupta vida propia y ajenas, cercanas. Dolorosas. La tercera es la voz del conocimiento y de la búsqueda de la verdad a través de lo acontecido y de la búsqueda artística. La última es analítica y expresa con rotundidad ejemplos y datos. Pero todas encuentran un espacio común: el del deseo de poner sobre la mesa una cuestión, la del sometimiento y la sumisión. Y tejen redes para sostener a aquellos que quieren poner fin a una obediencia tóxica y mirar al futuro desde relaciones sanas. Todo esto acontece en un espacio académico, la Universidad Complutense de Madrid. «Es vital que este espacio, que genera conocimiento y prevención, parta, abra y mantenga abierta la escucha al sufrimiento de las víctimas». Y se ha hecho.