Estos diez salesianos evangelizaron la Patagonia en burro - Alfa y Omega

Estos diez salesianos evangelizaron la Patagonia en burro

Se cumplen 150 años desde que Don Bosco envió a sus primeros hijos como misioneros. «Su entrega continúa hoy», asegura el director de Misiones Salesianas

María Martínez López
Foto de familia con el cónsul Gazzolo antes de partir. Don Bosco entrega a Cagliero las constituciones.
Foto de familia con el cónsul Gazzolo antes de partir. Don Bosco entrega a Cagliero las constituciones. Foto: Misiones Salesianas.

Los salesianos están de fiesta. El pasado martes se cumplieron los 150 años del envío, el 11 de noviembre de 1875 desde Turín, de sus primeros diez misioneros, con destino a Argentina. Solo habían pasado 16 años desde su fundación. Pero, ya en 1848, Don Bosco había tenido su primer sueño misionero. «Y tenía el convencimiento de que los salesianos debían llevar la Buena Noticia a otras tierras», cuenta José Carlos Sobejano, responsable de animación misionera de la Inspectoría de Santiago el Mayor de los salesianos. En los años anteriores a 1875, y a pesar de que la congregación ni siquiera estaba extendida por toda Italia, obispos que habían oído hablar de su obra le pidieron enviarlos a Australia, Hong Kong, China, la India y Estados Unidos. Por diversos motivos, ninguna de estas propuestas cuajó.

El ir a Argentina no fue idea del fundador ni de los obispos locales, sino de Battista Gazzolo, que como cónsul italiano en el país había sido testigo de la enorme presencia de emigrantes italianos y habló al santo de ella. Este no dejó pasar la ocasión y designó a diez de sus hijos, de entre 20 y 37 años: cuatro sacerdotes, cinco hermanos y un joven en formación. Para él fue un momento clave. Pidió al mejor fotógrafo de Turín que los retratara con Gazzolo. Tuvo conversaciones privadas con cada uno para decirles «lo que me dictaba el corazón» y les entregó además una hoja con 20 consejos. Los exhortaba a preocuparse de niños, ancianos y pobres, buscando «almas, no dinero ni honores» y viviendo pobremente. Pero también advertía: «Tengan cuidado de la salud. Trabajen, pero solamente lo que les permitan sus fuerzas».

Celebraciones

Este viernes se estrena la película Te protegerán mis alas, dirigida por Antonio Cuadri y producida en colaboración con Misiones Salesianas y la congregación.

El sábado y el domingo, el colegio de los salesianos en Carabanchel y la basílica de María Auxiliadora en Atocha acogen la Jornada Misionera Salesiana.

El Museo Misiones Salesianas ha preparado varias exposiciones: La aventura valdrá la pena, una dedicada a las comunidades selk’nam de la Patagonia y otra sobre el cuidado del planeta.

Embarcaron en Génova el 14 de noviembre y llegaron a Buenos Aires un mes después. «Su primera idea era precisamente comenzar por los emigrantes italianos. Pero en cuanto estuvieron allí, con mentalidad de Iglesia, se lanzaron a otros desafíos», narra Sobejano. Supieron que nada quedaba de las misiones jesuitas del siglo XVI en la Patagonia y decidieron dedicarse además a esa misión ad gentes. Fue un momento clave para la congregación: discernir si Dios los llamaba a ampliar su carisma fundacional. Y hacerlo desde lo que, para Sobejano, fue el gran desafío: «Hacer una lectura creyente de cómo ser salesianos ante nuevos retos y sin la presencia del fundador».

Acostumbrados a la urbana Turín, tuvieron que enfrentarse al «frío y la despoblación», además de a la logística de estas salidas y a no vivir en comunidad, apunta. «Se metían uno o dos a recorrer en burro» regiones amplísimas y «pasaban dos o tres meses fuera». Lo mismo atendían comunidades con una cierta vida cristiana que llegaban a territorios sin evangelizar. Por otro lado, si con los italianos no había barrera lingüística, con los pueblos patagónicos sí existía esa brecha; también cultural, pues había incluso comunidades tribales.

Un proyecto salesiano en Argentina.
Un proyecto salesiano en Argentina. Foto: Misiones Salesianas.

Fue fruto de esta expedición que los salesianos tuvieron su primer obispo y cardenal: Giovanni Cagliero. Cuando gracias a su labor la Iglesia decidió crear una circunscripción allí, se la confió a ellos. «Es algo que ha pasado mucho en Latinoamérica en el siglo XX», señala Sobejano.

«Con ellos comenzó todo», asegura Luis Manuel Moral, director de Misiones Salesianas. «Su entrega y generosidad es algo que hoy continúa con los cientos de salesianos que están en territorio de misión. Allí, siguen haciendo realidad el sueño de Don Bosco de estar al lado de los niños, niñas y jóvenes, sobre todo de los más vulnerables, en los 137 países en los que estamos».

10.705 misioneros salesianos desde 1875; 1.267 de España

511 salesianos en misiones hoy. 64 son españoles.

La ONG y otras procuras nacieron después (esta en concreto a mediados del siglo XX) para «ayudar a los misioneros salesianos a desarrollar su trabajo» atendiéndolos, apoyándolos económicamente y representándolos en los organismos nacionales. También para promover «el entusiasmo misionero» en sus obras, explica Moral. Ahora se dedican además a la «cooperación para el desarrollo», la «educación para la ciudadanía global» y el voluntariado. Pero los misioneros «son nuestros brazos y ojos», la razón de ser y un «ejemplo». Entre ambos, y junto a los benefactores, «podemos seguir haciendo realidad el sueño de Don Bosco» en un contexto «convulso», para «construir un mundo más justo» donde «los principios evangélicos sean luz y guía» y las personas, sobre todos los niños y jóvenes vulnerables, estén en el centro.