César Franco: «Pedí un secretario y encontré un amigo»  - Alfa y Omega

César Franco: «Pedí un secretario y encontré un amigo» 

José Antonio Álvarez fue secretario del obispo emérito de Segovia de 2005 a 2014. «Lo gana el cielo y lo perdemos aquí», afirma César Franco

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
César Franco, obispo emérito de Segovia. Foto: Archimadrid.
César Franco, obispo emérito de Segovia. Foto: Archimadrid.

Álvarez fue durante diez años secretario de César Franco, obispo emérito de Segovia, cuando este era auxiliar de Madrid. No ocultaba su admiración por su jefe cuando decía que «hay en mi escudo cosas muy semejantes al de don César, un eco al suyo. Para mí, además de ser mi auxiliar, ha sido una referencia sacerdotal».

—¿Como está y cómo ha recibido la noticia del fallecimiento de José Antonio Álvarez?
—Me he enterado esta mañana, a punto de empezar la Eucaristía en las salesas. La he ofrecido por él, estoy conmocionado. Cuando pedí que me lo nombraran secretario encontré no solo a un colaborador sino además a un amigo.

—Nadie lo podía pensar…
—La muerte es imprevisible, la muerte no avisa y los caminos de Dios son misteriosos. Me queda una sensación de fragilidad y de pobreza por la pérdida de un obispo tan joven, que llevaba tantos años prestando servicios muy hermosos en la Iglesia. Lo gana el cielo y lo perdemos aquí.

—¿Qué destacaría de él para quien no lo conoció?
—Su sencillez y naturalidad. Vivía la fe con mucha alegría y la transmitía del mismo modo. Tenía sentido del humor aun en la prueba, y mostraba mucha esperanza cuando compartíamos los problemas en la Iglesia.

—¿Y en su relación con el Señor?
—Tenía mucha confianza en Él. Miraba siempre hacia adelante. Mostraba la sencillez de los niños y esa alegría que no le falta a quien sabe que Dios es su Padre. Con los laicos, no tenía horas para dirigir a la gente. Era un sacerdote ejemplar. Le echo de menos aunque está con el Señor.