En los últimos años, la inversión con impacto social ha dejado de ser una tendencia para convertirse en una forma de entender las finanzas. Cada vez más personas buscan que su dinero no solo genere rentabilidad, sino que también aporte un valor añadido a la sociedad. En este camino, los fondos solidarios se han consolidado como una herramienta eficaz para canalizar esa doble aspiración: invertir con criterio financiero y, al mismo tiempo, contribuir al bienestar común.
En Santander Asset Management llevamos más de dos décadas ofreciendo a nuestros clientes soluciones de este tipo. Un ejemplo emblemático es el fondo Santander Responsabilidad Solidario, ahora Compromiso Solidario. Su filosofía es sencilla y poderosa: una parte de la comisión de gestión se destina de manera directa a proyectos sociales desarrollados por organizaciones sin ánimo de lucro. Así, cada inversión no solo busca obtener una rentabilidad ajustada al perfil del cliente, sino que también ayuda a mejorar la vida de quienes más lo necesitan.
A lo largo de su historia, este fondo ha canalizado millones de euros hacia iniciativas que abarcan desde la atención a personas en situación de vulnerabilidad hasta programas de inserción laboral, educación y salud. En definitiva, un abanico de proyectos que generan un impacto real y medible en la sociedad. El inversor sabe que, además de hacer crecer su patrimonio, está contribuyendo a construir un futuro más justo e inclusivo.
El atractivo de este tipo de fondos reside precisamente en esa combinación única: permiten diversificar la cartera y mantener una estrategia de inversión responsable, mientras se apoya a entidades que trabajan en primera línea social. Y lo hacen sin exigir al partícipe un esfuerzo adicional: la aportación solidaria no proviene de su bolsillo, sino de la propia estructura del fondo. De esta manera, hemos ayudado a más de 200.000 personas con más de 900 proyectos ejecutados con una inversión aproximada de 25 millones de euros.
Además, hace justo un año, toda la gama sostenible de fondos del Santander dio un paso más en este camino convirtiéndose también en solidaria. Gracias a ello, hemos logrado extender el apoyo a proyectos en todas y cada una de las comunidades autónomas, reforzando nuestro compromiso de estar presentes allí donde más se nos necesita. Esto ha permitido multiplicar el impacto y acercar la solidaridad a realidades muy diversas, desde grandes ciudades hasta entornos rurales.
De esta manera, se crea un puente entre dos mundos que antes parecían lejanos: el de las finanzas y el de la solidaridad. Hoy son muchos los clientes que se sienten orgullosos de participar en un producto financiero que convierte la inversión en una palanca de cambio positivo.
Porque invertir con impacto no significa renunciar a la rentabilidad, sino elegir que esta vaya de la mano de los valores. Y porque, en definitiva, la mejor forma de crecer es hacerlo juntos, sumando esfuerzos para que cada paso en los mercados financieros se traduzca también en una mejora tangible para la sociedad.