Catedrático de Derecho Eclesiástico: «Cuando la libertad religiosa está menos regulada, bajan los problemas»
Rafael Palomino aboga por suprimir el delito de ofensas a los sentimientos religiosos o, por lo menos, modificarlo. «No tendría un efecto multiplicador» de los problemas, ha manifestado en un encuentro organizado por la CEE
«La libertad religiosa ahora mismo es un tema en ebullición», cuyas «manifestaciones más volcánicas» han sido los sucesos en Torre Pacheco y Jumilla. Pero es que además «lo va a seguir siendo en el futuro, con cuestiones cada seis meses». Es la opinión de Rafael Palomino, catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad Complutense de Madrid, que este martes ha sido invitado por la Conferencia Episcopal Española a reflexionar sobre el tema en un encuentro con los medios de comunicación.
A su juicio, los casos sucedidos durante el periodo estival en nuestro país hablan más bien del problema de «los populismos, que terminan haciendo de la religión un elemento de identidad». Según el experto, son «muchos» los que tratan de «hacer de la religión una bandera» como «un punto de apoyo más para el tipo de identidad política que quieren desarrollar».
De igual modo, Palomino se ha referido al Gobierno y a su anuncio de eliminar el delito de ofensas a los sentimientos religiosos del código penal. «Desde el punto de vista de la proyección histórica, de vez en cuando el PSOE saca banderas del tipo, “vamos a denunciar el concordato” —que en realidad es un acuerdo—, otra vez es la inconstitucionalidad de la exención del IBI» o últimamente la eliminación de este delito. Sin embargo, «de momento no ha ocurrido nada de esto». Sería más bien una estrategia, según el catedrático, para «azuzar el ambiente» y seguir en el candelero.
Por su parte, el catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado se ha mostrado partidario de «suprimir el delito de ofensas a la libertad religiosa» y canalizar las «injurias a la religión a través del derecho al honor». En el caso en que se mantuviera, el experto ha abogado por cambiarlo para precisar de forma más objetiva los supuestos en los que hay delito. «La redacción actual habla de que es preciso tener intención de ofender, pero ¿cómo mides eso?», se ha preguntado retóricamente.
Preguntado si la supresión del delito podría tener un efecto multiplicador en las ofensas, Palomino cree que «no». Cuanta menos atención mediática y menos «leña al fuego», mejor, más desapercibida pasará la cuestión. De hecho, «en otros países se ha demostrado que cuando la libertad religiosa está menos regulada, hay menos problemas». De todas formas, «siempre existe la posibilidad de acudir a los tribunales», porque «a pesar de las ocurrencias de los políticos, la justicia ya tiene previstas la mayoría de las situaciones».
Por último, el catedrático ha reflexionado sobre la supuesta colisión de la libertad religiosa y la libertad de expresión: «Se trata más de un conflicto social que jurídico». Para que uno interfiera en el otro, tiene que darse un «acto ilícito y que haga imposible el ejercicio del otro derecho».