Acamparon entre bandos en guerra y el Papa los recordará - Alfa y Omega

Acamparon entre bandos en guerra y el Papa los recordará

León XIV presidirá este domingo la conmemoración ecuménica de 1.624 mártires y testigos de la fe del siglo XXI, como un grupo de siete religiosos anglicanos asesinados en las Islas Salomón en 2003

Javier Martínez-Brocal
Religiosos de la Hermandad Melanesia en Guadalcanal, donde siete miembros fueron asesinados en 2003
Religiosos de la Hermandad Melanesia en Guadalcanal, donde siete miembros fueron asesinados en 2003. Foto: Hermandad Melanesia.

Cuando en el año 2000 estalló un conflicto étnico en Guadalcanal (Islas Salomón) entre la población local y grupos llegados de Malaita, religiosos anglicanos de la Hermandad Melanesia decidieron acampar entre ambos bandos e intentar cada día mediar entre ellos. En 2003, el líder de una de las facciones los acusó de ser corruptos y aliados del Gobierno. Uno de los hermanos se trasladó a su zona para hablarle personalmente. Pasaron los días y no regresaba. Temiendo lo peor, el 23 de abril, otros seis religiosos fueron a ver a dicho jefe militar para pedirle noticias. También desaparecieron. La Policía tardó más de tres meses en descubrir que los habían torturado y asesinado.

El día en que trasladaron los cadáveres a su misión, las tribus aparcaron sus diferencias y se concentraron al borde de la carretera para no dejar ni un momento solos a los ataúdes. «Se habían levantado con valentía, confianza y amor contra los actos de brutalidad que desfiguran nuestro mundo. Vivieron por el amor que la mayoría de nosotros solo proclamamos. ¿No es este el Evangelio que deberíamos intentar vivir?», los recordaba años más tarde su entonces capellán, Richard Carter. Desde 2008, el icono de estos mártires se encuentra en la catedral de Canterbury, en Londres, y este domingo su historia resonará también en Roma.

En el marco del Jubileo, la basílica de San Pablo Extramuros acogerá una liturgia de la Palabra presidida por León XIV para conmemorar de forma ecuménica, con la presencia de 24 responsables de otras Iglesias y comunidades eclesiales, a los «nuevos mártires y testigos de la fe». Una comisión vaticana con el mismo nombre, formada por historiadores y teólogos, ha identificado a 1.624 personas que en los últimos 25 años han muerto por defender su fe. Proceden de todos los continentes y muchas de las católicas podrían ser declaradas mártires. Pero otras eran protestantes, ortodoxas o coptas. San Juan Pablo II veía en este fenómeno un «ecumenismo de la sangre», pues todas han dado la vida por Jesús, y ya las conmemoró en el Jubileo del año 2000. Francisco añadía que «los perseguidores los consideraban iguales y no preguntaban si eran luteranos, ortodoxos o católicos». Por eso convocó esta comisión y la incluyó en el Dicasterio para las Causas de los Santos.

«Hemos actualizado la lista que se preparó para el Jubileo del año 2000 con los datos de quienes desde entonces han renunciado a su vida para no traicionar el mensaje de Cristo. Es como un censo, aunque no publicaremos la lista completa, ya que incluye datos sensibles», explica a Alfa y Omega el arzobispo Fabio Fabene, presidente de la comisión.

Testigos de la fe
  • La estadounidense Dorothy Stang fue misionera de las Hermanas de Nuestra Señora de Namur en la Amazonia brasileña. Ayudaba a los indígenas a defenderse del robo de tierras por parte de grandes empresas. Antes de que unos sicarios la mataran intentó leerles el Evangelio.
  • En junio de 2007, terroristas del Dáesh esperaban a Ragheed Ganni en Mosul (Irak). «Te dije que cerraras la iglesia, ¿por qué no lo has hecho?», le preguntó uno. «No puedo cerrar la casa de Dios». Lo asesinaron a sangre fría. Más tarde destruyeron la lápida de su tumba, pero los fieles la restauraron.

En la lista figuran católicos como la beata italiana Maria Laura Mainetti, asesinada por satanistas en el año 2000; o las cuatro misioneras de la Caridad ejecutadas por terroristas en Yemen en marzo de 2016. También no católicos como los 21 coptos degollados por terroristas del Dáesh el 12 de febrero de 2015 en una playa de Libia. Vestían de naranja, y con esa vestimenta son venerados también por la Iglesia católica desde que en 2023 Francisco los incorporó al Martirologio Romano.

Andrea Riccardi, vicepresidente de la comisión, aseguró al presentar el acto que «la intención es preservar la memoria de estas personas, mantener vivos los nombres de quienes han derramado su sangre por Cristo. Seguiremos trabajando en ello». Avisa de que, aunque «la cifra de 1.624 mártires en 25 años puede parecer modesta, es solo la punta del iceberg del fenómeno, pues es imposible contabilizar todos los martirios». Según estos datos, la zona más peligrosa para los cristianos es África, donde 643 personas han sido asesinadas «en contexto de persecución yihadista y en conflictos de base étnico-política». Le siguen Asia y Oceanía con 357 —200 en los atentados del domingo de Pascua de 2019 en Sri Lanka—. En las Américas se contabilizan 304 muertos, sobre todo a manos de «grupos mafiosos, narcotraficantes o actores vinculados a la explotación de recursos». En Oriente Medio y el Magreb fueron asesinados 277, con más presencia de protestantes y cristianos orientales. Y en Europa, 43, sobre los que la comisión ha evitado dar datos.

«Conmemorarlos demuestra que nuestra Iglesia es todavía de mártires y que tienen mucho que enseñarnos. Somos contemporáneos de estas personas. Quizá podríamos haberlos encontrado y conocido personalmente».