León XIV pide que se garanticen los corredores humanitarios y se detenga la catástrofe en Sudán
Ha recibido tras la audiencia al obispo de Cartagena, con quien se ha interesado por la salud del joven murciano Ignacio Gonzálvez, ingresado en el Bambino Gesú desde el Jubileo de los Jóvenes
«Hago un llamamiento de corazón a los responsables y a la comunidad internacional para que garanticen los corredores humanitarios y pongan en marcha una respuesta coordinada para detener esta catástrofe humanitaria», ha asegurado el Papa tras la audiencia general de este miércoles, aludiendo a la situación que afronta Sudán, con cerca de 14 millones de desplazados y más de 300.000 civiles atrapados en la ciudad de El Fasher. «Es hora de iniciar un diálogo serio, sincero e integrador entre las partes, para poner fin al conflicto y devolver la esperanza, la dignidad y la paz al pueblo de Sudán».
León XIV ha descrito la situación en la localidad, donde hay «víctimas del hambre y de la violencia», y ha recordado el rastro de «dolor y desesperación» causado por el desplazamiento de tierras en las montañas de Darfur. «Y, por si fuera poco», ha afirmado, «la propagación del cólera amenaza a cientos de miles de personas ya exhaustas».
«Estoy más cerca que nunca del pueblo de Sudán, especialmente de las familias, los niños y los desplazados. Rezo por todas las víctimas», ha añadido, subrayando que, «incluso en medio de tales tragedias, no perdamos nunca la esperanza en el amor de Dios por nosotros».
Dirigiéndose después a los peregrinos polacos, ha pedido que recen por los niños y jóvenes que en septiembre comenzarán de nuevo la escuela y por quienes se ocupan de su educación. «Pidan para ellos, por intercesión de los beatos, y pronto santos, Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, el don de una fe profunda en su camino de madurez».
Sigue de cerca la salud de Ignacio Gonzálvez
Durante los saludos tras la audiencia, el Papa ha recibido al obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, que sigue de cerca la salud de Ignacio Gonzálvez, el joven español que continúa ingresado en el Bambino Gesú desde el Jubileo de los Jóvenes. El prelado le ha mostrado una fotografía tras la visita que le hizo este martes. «Se ha interesado por la salud del muchacho, si está bien, si le han dado el alta», ha explicado Lorca Planes al término. «Ignacio ha dicho que cuando salga de allí al primero que quiere ver es al Santo Padre y él ha dicho que lo arreglaremos», ha añadido. Ignacio iba con la camiseta y el pantalón del equipo del Cartagena C. F. cuando le visitó el obispo, como él mismo ha contado.
León XIV también ha recibido una moto blanca, entregada por los Jesús Bikers, que será subastada en Sotheby’s. Lo recaudado irá destinado a la construcción de una escuela de Madagascar para niños que trabajan en las minas de mica.
La importancia de reconocer la fragilidad
«La medida de nuestra humanidad no la da lo que podemos conquistar, sino la capacidad de dejarnos amar y, cuando es necesario, también ayudar». Lo ha afirmado el Papa León XIV en la catequesis de la audiencia general de este miércoles. «En una época que premia la autosuficiencia, la eficiencia, el rendimiento», el Pontífice invita reconocer los propios límites y fragilidades para conocer el amor de Dios.
«En la cruz, Jesús no aparece como un héroe victorioso, sino como un mendigo de amor. No proclama, no condena, no se defiende. Pide, humildemente, lo que por sí solo no puede darse de ninguna manera», ha subrayado el Papa. Y ha explicado que Cristo, al afirmar que tiene sed, «manifiesta su humanidad y también la nuestra», porque «ninguno de nosotros puede bastarse a sí mismo. Nadie puede salvarse por sí mismo». Y aquí se abre una puerta a la verdadera esperanza: «si incluso el Hijo de Dios ha elegido no bastarse a sí mismo, entonces también su sed —de amor, de sentido, de justicia— no es un signo de fracaso, sino de verdad». Una verdad sencilla, pero difícil de aceptar, ya que «vivimos en una época que premia la autosuficiencia, la eficiencia, el rendimiento».
Sin embargo, «el Evangelio nos muestra que la medida de nuestra humanidad no la da lo que podemos conquistar, sino la capacidad de dejarnos amar y, cuando es necesario, también ayudar». Jesús «nos salva mostrándonos que pedir no es indigno, sino liberador».