Se acerca el final del caso Belorado: la demanda de desahucio, vista para sentencia - Alfa y Omega

Se acerca el final del caso Belorado: la demanda de desahucio, vista para sentencia

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Briviesca (Burgos) ha acogido este martes la última vista oral antes del pronunciamiento del juez

José Calderero de Aldecoa
Las exclarisas a su llegada al juzgado. Foto: César Manso / AFP.

El juicio por el desahucio de las exmonjas de Belorado ha quedado visto para sentencia este martes, cuando se ha celebrado la última vista oral antes de que se pronuncie el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Briviesca (Burgos).

La posición de las religiosas, manifestada a través de su abogado, Florentino Aláez, es que cuando tomaron la decisión de separarse de la Iglesia lo hicieron no a título individual sino como personas jurídicas y fue, por tanto, la comunidad religiosa la que abandonó la unidad con el Papa. Por ello, ha solicitado la desestimación de la demanda de desahucio. En base a sus argumentos, el título de propiedad del convento lo tendrían las exreligiosas, representadas legalmente por Laura García de Viedma.

Por su parte, el abogado del Arzobispado de Burgos ha subrayado que las antiguas clarisas perdieron su condición de religiosas el 8 de mayo. A partir de ese día, dejaron de pertenecer la comunidad religiosa de Belorado, que sigue existiendo y cuyo representante legal es el arzobispo Mario Iceta, nombrado comisario pontificio por el Papa. Iceta siempre ha insistido en que las hermanas mayores, que no firmaron el documento de separación de la Iglesia, son quienes en la actualidad conforman la verdadera comunidad.

Iceta ha delegado su declaración en el abogado Rodrigo Saiz, quien ha recordado —según la agencia EFE— que la decisión de abandonar la Iglesia católica fue un acto libre y voluntario «que condiciona todo lo demás». Con la firma del manifiesto católico el 8 de mayo —hecho público el día 13—, las religiosas perdieron su condición de monja, dejando de pertenecer a la comunidad de Belorado, y perdiendo también toda capacidad de gestión y administración sobre el monasterio y sus bienes.

«El proceso de excomunión ratifica su voluntad de abondar la Iglesia, sin que nadie las coaccionase y obligase», ha insistido, pero esa decisión supuso cometer un delito de cisma según el derecho canónico y que la exabadesa perdiera todos los poderes sobre la comunidad, que ahora ostenta Iceta.