«Estemos siempre preparados para el martirio»
Justo un mes después del secuestro del padre Tom y del asesinato de las cuatro monjas Misioneras de la Caridad, se van conociendo nuevos detalles del ataque del Daesh al albergue para ancianos y discapacitados de las religiosas de la Madre Teresa en Aden (Yemen). NCR ha publicado una carta de la hermana Sally, única superviviente de lo ocurrido y que fue testigo del asesinato a sangre fría de sus hermanas y de los trabajadores del centro.
Las misioneras tuvieron ese día, como es habitual, la celebración de la misa y el desayuno, mientras el misionero salesiano permanecía en la parte trasera de la capilla realizando las últimas oraciones y ordenando lo que había utilizado en la misa.
A las 8:30 del día 4 de marzo, miembros del ISIS vestidos de azul llegaron y mataron al vigilante y al conductor. Cinco jóvenes etíopes cristianos comenzaron a correr para avisar a las hermanas de que el ISIS estaba ahí para matarlos. Fueron asesinados uno a uno. Los ataron a los árboles y les dispararon en la cabeza.
Las hermanas corrieron en diferentes direcciones. El personal que atendía el hogar junto a las hermanas gritó: «¡No maten a las hermanas!».
Primero cogieron a las hermanas Judith y Reginette, las ataron y les dispararon en la cabeza. La superiora de la comunidad corrió al convento para tratar de advertir al misionero salesiano, el padre Tom Uzhunnalil. Después cogieron a la hermana Anselm y a la hermana Margarita, las ataron y también les dispararon en la cabeza.
La superiora vio a todas las hermanas y a los colaboradores del hogar asesinados. Mientras los hombres del ISIS estaban entrando al convento ella se metió en la cámara frigorífica. La buscaron por todos lados, pues sabían que eran cinco religiosas. La superiora se mantuvo de pie detrás de la puerta, sin esconderse y los terroristas entraron al menos tres veces, pero no la encontraron. Ella lo destaca como «milagroso».
La hermana Sally recuerda que cada día el padre Tom les decía: «Estemos listos para el martirio».
Mientras tanto, en el convento, el padre Tom había escuchado los gritos y consumió todas las formas consagradas. No tuvo tiempo de consumir la forma de la custodia, tiró el aceite de la lámpara del santuario y la disolvió en el agua.
Un vecino vio como los terroristas metían al padre Tom en un coche y como hacían añicos todos los artículos religiosos: la Virgen, el crucifijo, el altar, el tabernáculo, el atril, incluso los libros de oración y las biblias.
Casi dos horas de masacre. «Murieron porque son cristianas»
La hermana Sally buscó a las hermanas cuando los miembros del ISIS se marcharon, pasadas las 10.15 am, y las encontró a todas muertas, junto a otros 12 trabajadores del albergue. Fue donde estaban los ancianos y los discapacitados para ver si se encontraban bien y ninguno había resultado herido.
Cuando llegó la Policía, trató de llevarse a la hermana Sally de ahí, pero ella rechazó dejar a la gente, que gritaba «no nos deje, quédese con nosotros». Pero los policías la forzaron a ir con ellos porque el ISIS sabía que eran cinco hermanas y estaban convencidos que no pararían hasta matarla también.
La hermana Sally expresó su tristeza porque ahora está sola y no murió con sus hermanas. Otra misionera de la Caridad la consoló diciendo que «¿quién habría encontrado los cuerpos de las hermanas y quién nos contaría qué sucedió? Dios quiere que sepamos».
Según otras hermanas de la Caridad, «ISIS no mató a las misioneras durante la guerra porque no tenían una razón política para perder su tiempo con ellas. Pero ahora ellas son la única presencia cristiana y el ISIS quiere deshacerse de todo el cristianismo. Así que son mártires reales, murieron porque son cristianas. Podrían haber muerto muchas veces en la guerra, pero Dios quiso que fueran mártires de la fe».
La superviviente en la masacre asegura que «si ellos secuestraron al padre Tom, lo más probable es que esperarán un tiempo y para pedir como intercambio cualquier dinero o la liberación de sus miembros que están en prisión».
Sobre el ataque, la hermana Sally asegura que el ISIS «sabía exactamente cuándo salíamos y cuando ellos podían atacar».