Maestro reiki y adicto a la pornografía llega a Cristo a través de Juan Pablo II y de la Virgen
HM Televisión entrevista, en Cambio de agujas, a Rafael Bersabe Delgado, que fue apartándose de la Iglesia y de Dios al mismo tiempo que se fue metiendo en el movimiento de la Nueva Era. La Virgen y san Juan Pablo II le trajeron de vuelta
Rafael Bersabe Delgado tiene cincuenta y ocho años. Nació en Sevilla pero llegó a Madrid siendo todavía un joven adolescente, ambiente en el que estaba muy a gusto y por el que guarda un profundo agradecimiento. Pero al pasar a la universidad tuvo un grave problema de adaptación: «No me supe adaptar. De hecho, tuve una especie de depresión aquel año». Fue el comienzo de una crisis personal que desembocó, primero, en el abandono de los estudios, poco después, en el abandono del Opus Dei y, al final, en el abandono de toda práctica religiosa dentro de la Iglesia católica.
«Entonces, al abandonar la Obra, quedó un vacío espiritual en mi interior que yo intenté llenar con temas que en aquella época ya estaban de moda, como el yoga y la meditación trascendental. Estamos hablando de los años 70, a finales. Como yo era muy nervioso, buscaba relajación y equilibrio interior». El yoga y la meditación trascendental le condujeron muy adentro del mundo de la Nueva Era y de sus peligrosas prácticas: parapsicología, astrología, consultas a videntes, tarot, numerología…
«Con el tiempo –continúa Rafa- empezaron a proliferar en televisión y en radio programas de corte oriental ligados a la espiritualidad de la Nueva Era y la parapsicología. Esto me fue alejando cada vez más de la Iglesia, evidentemente. Junto a este vacío espiritual, tenía un vacío llamemos afectivo-emocional, porque aunque amigos no me faltaban, pero en el fondo anhelaba algo más íntimo, una pareja en mi vida. Y yo siempre fui muy tímido para las relaciones afectivas y también para ligar.
En la Nueva Era proliferan mucho las consultas a astrólogos, a videntes, el tarot y demás, un poco como camino de autoconocimiento y otro poco para buscar una respuesta de qué futuro me esperaba, porque estaba bastante angustiado por mi presente. Pues me fui metiendo cada vez más en el mundo de los videntes y buscando si iba a tener un futuro mejor».
Con todo, Rafa aclara: «Yo nunca renuncié a creer en Cristo como Dios, aún cuando en la Nueva Era a Cristo se le considera como un maestro, como Buda o como pueda ser cualquier otro. (…) Yo nunca fui un Hijo de Acuario, como se suele decir, no. Yo siempre tuve mi fe, aunque es verdad que la tuve en el cuarto trastero, porque no practicaba mi religión católica durante esos años, pero nunca apostaté de mi fe. (…) Mi fe estaba ahí, pero es verdad que coqueteando con la doctrinas un poco panteístas de la Nueva Era. Pero aún así, podía tener cierto coqueteo o ciertas dudas, pero nunca acepté los postulados de la Nueva Era a este nivel de que Jesucristo era un simple avatar o un simple maestro, eso jamás».
Dentro del supermercado de lo religioso de la Nueva Era, Rafa fue haciendo distintos cursos y convivencias. Y fue durante unas «vacaciones holísticas» cuando se inició en el reiki. Rafa sigue buceando en su pasado: «Me lo tomé con calma porque tuve cierta dificultad, dada mi forma de ser, demasiado analítica y cerebral. Tenía dificultad para abrirme a esto de las energías y dejarme un poco fluir como ellos dicen… Yo no acababa de creerme capaz de canalizar energía a través de mis manos. Tuve que repetir muchas veces los cursos, con el consiguiente dinero que me tuve que gastar, porque son bastante caros, son de fin de semana. Hay personas que se inician y llegan a la maestría en un par de años o menos. Yo tardé seis años, desde el 1998 hasta el 2006, que me hice maestro. Y siendo maestro tuve mis propios alumnos y los inicié en el reiki. A mí el reiki me aportaba mucha relajación, mucha tranquilidad, lo mismo que la meditación o el yoga. Y te llegas a hacer adicto a ello. Cuando llegó mi conversión, gracias a la Virgen María, en Medjugorje, una de las cosas que más me costó romper y cortar con ello fue el reiki, porque estaba muy enganchado a ello». «También es importante resaltar que junto con la adicción que comenté antes de los videntes, terapeutas y el reiki, también tenía adicción al sexo a través de la pornografía, por esta insatisfacción que sentía de que necesitaba una persona a mi lado y esta persona no aparecía de ninguna forma».
Las cosas comienzan a cambiar con la muerte de San Juan Pablo II, en 2005: «Muchas personas tuvimos un vuelco en nuestro corazón, y yo fui una de ellas. (…) A raíz de esto, siento una nostalgia de volver como el hijo pródigo – otra vez – a la Iglesia. Entonces empiezo a ir algunos domingos a Misa, aunque no me confesaba ni nada, yo seguía en pecado, pero al menos iba algunos domingos a Misa». Una dificultad que retrasó su conversión definitiva fue entrar en contacto con un grupo católico que tenía ciertas conexiones con la Nueva Era. Gracias a Dios, la Virgen María iba a tomar cartas en este asunto.
Cuando a Rafa le nombras Medjugorje se le ilumina la cara: «Medjugorje: palabra mágica, más que mágica. Para mí es la mayor bendición de mi vida».
En septiembre de 2010, casi por casualidad, ve en televisión un programa sobre Medjugorje que le impacta. El verano siguiente, ya en 2011, Rafa llegaba a Medjugorje. La experiencia fue intensa: «Fue entrar allí, en el rosario, con todo el calor sofocante… No sé qué me pasó por dentro, que me sentí totalmente removido, y me puse a llorar desconsoladamente… Un llanto, totalmente… como que ¡vamos!, que yo sólo he llorado así cuando era pequeñito… Cuando era pequeño y tu padre te riñe o tu madre te pega, pues uno llora… y yo nunca había llorado así. Y todos los días nada más entrar allí era como pasar a otra dimensión, parecía mágico aquello. Estaba claro que me estaba moviendo a contrición, y me estaba limpiando de toda mi vida anterior». La imagen de la Reina de la Paz le atraía poderosamente: «Yo no sé qué me pasaba con esa imagen, que estaba atraído como por un imán. Me tiraba oras y oras rezando allí. Bueno, no puedo describir con palabras las sensaciones que allí me hacía pasar la Virgen. Sentía que la Virgen… no me lo decía con palabras… Era como si la Virgen me estuviese diciendo: No te preocupes que no vas a volver a las andadas como antes, porque Yo ya te he rescatado y de mi mano no te arrebata nadie».
De regreso de Medjugorje conoció la Renovación Carismática, y a un sacerdote de la Renovación que le ayudó mucho: «Me siento muy feliz, me siento totalmente rescatado y sanado por el Señor. Ha sido un proceso desde el 2011 para acá. Sobre todo el primer año fue muy duro, porque romper con todo lo anterior no fue nada fácil. Pero la verdad es que la gracia ha estado ahí y he estado además muy ayudado por estos movimientos», la Renovación Carismática y el Opus Dei. «El camino ha sido difícil, pero cada año he estado mejor».
Las últimas palabras de Rafa son para los que puedan estar pasando por cualquier tipo de dificultad en la vida: «Que no intente buscar salidas ni alternativas fuera de la Iglesia o fuera de la fe. Que no se alejen de Dios. Con mi experiencia puedo reafirmar que son ciertas las palabras de Jesús de que Él es el único Camino. (…) Y es cierto, porque yo he visto que la verdadera sanación la he tenido en el seno de la Iglesia, en concreto, a través de la Renovación Carismática que tiene muchas herramientas en este terreno, y entonces vienen la sanación, la paz interior, y el salir adelante. No hay mejor compañero que Cristo y la Virgen María para que nos lleven de la mano para salir del pozo, por hondo que sea. Y esto es lo que yo quiero transmitir».
HM Televisión