Este Baltasar sobrevivió a la DANA y 12 días en alta mar - Alfa y Omega

Este Baltasar sobrevivió a la DANA y 12 días en alta mar

Balla consiguió salvarse del temporal de lluvias agarrándose a un aparato de aire acondicionado. Meses después, fue Rey Mago en Algemesí

Rodrigo Moreno Quicios
Balla fue Rey Baltasar en la cabalgata de Algemesí
Balla fue Rey Baltasar en la cabalgata de Algemesí. Foto: Fundación Madrina.

«Me he salvado por un milagro, no por valentía ni mi fuerza. Cuando las piernas ya no me sostenían, no sé qué pasó, pero si llamas a Jesucristo, él viene». Nos lo cuenta emocionado Balla, el senegalés detrás del Baltasar que recorrió junto a la Fundación Madrina las calles de Algemesí durante la cabalgata de los Reyes Magos. Tan solo un par de meses antes, el pasado 29 de octubre, casi pierde la vida. Su imagen colgando de un aparato de aire acondicionado y con una fortísima riada corriendo bajo sus pies fue una de las muchas estampas sobrecogedoras que dejó aquel temporal de lluvias. Con la suerte, en su caso, de que ahora puede contarlo y ayudar a otra gente como él a la que este desastre natural ha golpeado con fuerza.

Balla rememora el episodio con naturalidad y sin ahorrar detalles. También nos confiesa que, aunque es musulmán de nacimiento, «confío en Jesucristo, le rezo desde hace 13 años y siempre llevo una imagen de él y de la Virgen en el bolsillo». Colgando de aquella terraza de Algemesí en la noche trágica, «yo le decía: “ayúdame, por favor, porque si me caigo se acabó”». Y describe con una sencillez desarmante los síntomas de la hipotermia que sufrió tras rebelarse contra las aguas. «Tenía todo el cuerpo fresquito y el corazón me daba latigazos». Como si el milagro de conseguir subirse a un balcón fuera poco, una vecina lo coronó cubriéndole de mantas y ropa de abrigo para que entrara en calor.

En los días sucesivos de caos fue cuando Balla conoció Fundación Madrina. Una de sus técnicos «me vio en muy malas condiciones» y, después de ofrecerle una bolsa de comida, estableció relación con él. De ahí surgió una amistad que más tarde le llevaría a encarnar en estos días al Rey Baltasar. «Como tengo hijos, lo he hecho con mucho gusto. Todos me estaban esperando y me lo he pasado muy bien», confiesa.

Este vecino de Senegal narra sorprendido cómo los voluntarios de la cabalgata «dejaron sus ciudades y vinieron hasta aquí para estar con nosotros y ver a los niños felices». Y se quita méritos alegando que «yo estoy ayudando con lo más fácil y con lo más pequeño». «Todo ha salido perfectamente, ha sido muy bonito y cuando estaba allí no pensaba en toda la pesadilla que a veces tengo en la cabeza».

Tanto es así que Balla incluso consiguió un regalo para su hija, que cumplió diez años hace dos días. Sin dinero y con todas las tiendas cerradas, cuando le comentó de casualidad a los voluntarios de Fundación Madrina que no tenía qué darle, ellos le contestaron enseguida. «¿Pero cómo no nos lo has dicho antes? ¡Con todos los regalos que hay! ¡Ahora te buscamos algo!».

En patera de Senegal a la Gomera

Pero la DANA no ha sido la ocasión en la que Balla ha estado cerca de la muerte. La esquivó por los pelos en 2006, el año en que abandonó su Senegal natal para llegar en patera a la Gomera. «Salimos 72 personas, pero llegamos solo 71. Uno falleció y lo tiraron al agua», rememora con crudeza. También recuerda cómo «yo estaba mareado, vomitaba y me insultaban diciendo que, si no mejoraba rápido, me moriría y me lanzarían también al mar como al otro». «Me insistían mucho en que, si te mueres, es por tu culpa», denuncia. Pasó así 12 días en los que tan solo «bebía un poco de café, comía galletas y tomaba algo de arroz». «Después de vomitar, volvía a intentar comer un poco para tener algo en el estómago», detalla.

Todo se complicó más cuando, de los dos motores que tenía su patera, «la hélice de uno se cayó al fondo del mar». «Fue muy duro, hermano», nos confiesa con confianza, «el mar es como otro planeta».