Doce meses frenéticos para un Papa de 88 años - Alfa y Omega

Doce meses frenéticos para un Papa de 88 años

María Martínez López
Eucaristía en Port Moresby (Papúa Nueva Guinea) el 8 de septiembre
Eucaristía en Port Moresby (Papúa Nueva Guinea) el 8 de septiembre. Foto: Vatican Media / IPA.

A sus 88 años, Francisco es el tercer Papa más longevo. A pesar de sus problemas de movilidad y de salud no ha reducido su agenda. Es más, sus compromisos oficiales han tenido un ritmo frenético, con hasta nueve encuentros en un solo día. Además, a principios de septiembre hizo el viaje más largo de su pontificado, a Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur. Solo dos semanas más tarde volvió a subirse a un avión para visitar Luxemburgo y Bélgica y, el 15 de diciembre, realizó una visita relámpago a Córcega.

En 2024, ha publicado su cuarta encíclica, Dilexit nos, en la que propone el Sagrado Corazón de Jesús como antídoto ante el «engranaje perverso» de un mundo en guerra y consumista. También ha culminado el Sínodo de la sinodalidad, lanzado en 2021 con un amplio proceso de escucha. En el documento final, que asumió como parte de su magisterio, se pide más participación de los laicos a través de nuevos ministerios y una mayor transparencia. Sin embargo, los temas más delicados quedaron fuera. En marzo, Francisco erigió diez grupos de estudio que a día de hoy siguen examinando la posibilidad de crear ministerios ordenados para las mujeres, la formación de los sacerdotes o las relaciones entre los obispos y los fieles. El impulso a la relación, también cultural, con China, ha sido otra clave del año. El acuerdo para el nombramiento de obispos se renovó una vez, por primera vez por cuatro años. Esto hará más fácil el diálogo a largo plazo y permitirá introducir cambios significativos. Gracias a él ha habido nueve ordenaciones episcopales, que han reducido ligeramente las sedes vacantes. 

Este año el Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha sido protagonista. En la declaración Dignitas infinita desgranó las amenazas a la dignidad humana más allá de las cuestiones de bioética. Además, publicó nuevas normas para discernir presuntos fenómenos sobrenaturales: asumir la competencia sobre ellos y no entrar a juzgar la sobrenaturalidad ha agilizado la toma de decisiones. Uno de los casos más emblemáticos ha sido el de Medjugorje. El Vaticano reconoció su «bondad» pero desde ahora tendrá que autorizar la publicación de supuestos mensajes de la Virgen.