El Pontífice a los nicaragüenses: «Ruego incesantemente a la Virgen Santa que los consuele» - Alfa y Omega

El Pontífice a los nicaragüenses: «Ruego incesantemente a la Virgen Santa que los consuele»

En una carta, desea que, en esta celebración de la Inmaculada, en preparación al inicio del Jubileo de 2025, reciban «el aliento necesario en las dificultades, las incertidumbres y las privaciones»

Victoria Isabel Cardiel C.
Nicaragüenses alzan un crucifijo durante la procesión del Viernes Santo en los patios de la Catedral Metropolitana, en Managua, el pasado 29 de marzo 2024
Nicaragüenses alzan un crucifijo durante la procesión del Viernes Santo en los patios de la Catedral Metropolitana, en Managua, el pasado 29 de marzo 2024. Foto: OSV News / Maynor Valenzuela, Reuters.

El último capítulo de la espiral de violencia descarnada que ha desplegado Daniel Ortega en Nicaragua, especialmente contra la Iglesia católica, fue desterrar a Guatemala al presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y obispo de Jinotega, Carlos Herrera. El Gobierno ha acallado con golpes de este tipo la voz de los obispos y sacerdotes que, desde el 2008 —tras las protestas desatada en el país por las acusaciones de fraude electoral en las municipales que le dieron una amplia victoria al Frente Sandinista— se han convertido en el principal obstáculo a sus atropellos contra los derechos humanos. Un sufrimiento que el Papa lleva con dolor en su corazón, tal y como expone él mismo en una carta que dirige «al pueblo de Dios que camina en Nicaragua». «Quiero hacerles llegar mi cercanía y la seguridad de que ruego incesantemente a la Virgen Santa que los consuele y acompañe confirmándolos en la fe. Quiero decirlo con fuerza, la Madre de Dios no cesa de interceder por ustedes, y nosotros no dejamos de pedirle a Jesús que los tenga siempre de su mano», manifiesta. Francisco llevaba sopesando «desde hace tiempo» la idea de escribir una carta pastoral a los católicos. Finalmente lo hizo este lunes dos de diciembre «para reiterar, una vez más, el cariño que profeso al pueblo nicaragüense, que siempre se ha distinguido por un amor extraordinario a Dios, al que ustedes llaman con tanto afecto Papachú».

En la misiva, que ha hecho pública la oficina de prensa del Vaticano este lunes, el Pontífice le asegura su cercanía «especialmente en estos días que están realizando la Novena de la Inmaculada Concepción». «No se olviden de la Providencia amorosa del Señor, que nos acompaña y es la única guía segura. Precisamente en los momentos más difíciles, donde humanamente se vuelve imposible poder entender lo que Dios quiere de nosotros, estamos llamados a no dudar de su cuidado y misericordia. La filial confianza que tienen en Él y también su fidelidad a la Iglesia son los dos grandes faros que iluminan su existencia», escribe el Santo Padre.

Para no empeorar la situación ya desesperada de los católicos en Nicaragua, Francisco se mantiene cauto y no hace ninguna mención al yugo de la persecución religiosa que impone Ortega. Pero sí, les dice que «recitando el rosario», los misterios atraviesan la intimidad de nuestro corazón y «es ahí donde se cobija la libertad de las hijas y los hijos de Dios, que nadie nos puede arrebatar».

«Cuántas gracias recibimos del rosario, es una oración poderosa. Los encomiendo a la protección de la Inmaculada Concepción. Ustedes la han elegido como Madre de su pueblo. Así lo manifiesta ese grito sencillo y profundamente confiado: María de Nicaragua, Nicaragua de María. ¡Que así sea!», dice el Papa.

Así les pide que sigan mirando con esperanza «a la Virgen Inmaculada» que define como el testimonio luminoso de esa confianza que le profesan. «Ustedes siempre han experimentado su amparo materno en todas sus necesidades y han mostrado su agradecimiento con una religiosidad muy hermosa y rica espiritualmente. Una de esas formas de entrega y consagración que manifiesta la alegría de ser sus hijos predilectos es la dulce expresión: ¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!», asegura. En la carta, también les dice que deben tener la «certeza» de que la fe y la esperanza realizan milagros. «Deseo que esta celebración de la Inmaculada, que nos prepara a la apertura del Jubileo de 2025, les obtenga el aliento necesario en las dificultades, las incertidumbres y las privaciones. En esta fiesta no olviden abandonarse en los brazos de Jesús con la jaculatoria “Dios primero”, que ustedes repiten a menudo», agrega.

Finalmente les pide que recen juntos la oración que escribió para el Jubileo, pidiendo al Señor que «nos dé la paz y todas las gracias que necesitamos».

La oración es la siguiente: «Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino. Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria. La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y la paz de nuestro Redentor. A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos. Amén».