Parolin afirma que corresponde a Rusia iniciar un alto el fuego en Ucrania

Parolin afirma que corresponde a Rusia iniciar un alto el fuego en Ucrania

El secretario de Estado del Vaticano ha mostrado en una entrevista su deseo de que cumplir 1.000 días de guerra «provoque una sacudida de responsabilidad en aquellos que pueden detener la carnicería»

Redacción
El cardenal Parolin se reúne con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el 23 de julio durante su visita a Ucrania.
El cardenal Parolin se reúne con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el 23 de julio durante su visita a Ucrania. Foto: CNS.

«¡No podemos rendirnos a la inevitabilidad de la guerra!», ha enfatizado este lunes el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, en una entrevista a los medios vaticanos cuando se cumplen 1.000 días de la invasión a gran escala de Rusia. «Espero sinceramente que este triste día provoque una sacudida de responsabilidad en todos y, en particular, en aquellos que pueden detener la carnicería que se está produciendo». 

Los 1.000 días transcurridos desde aquel 24 de febrero de 2022 contrastan con el hecho de que se podría lograr un alto el fuego «incluso en el espacio de unas pocas horas, si solo uno quisiera», recalca Parolin en la conversación. Esa opción sería más viable que «negociar una paz justa», lo que «lleva tiempo». Pero el número dos del Vaticano subraya que quien debería hacerlo posible «en primer lugar» es Rusia, «que inició el conflicto y se supone que debe detener la agresión». 

Frente a esta posibilidad Parolin, que visitó el país en verano, recuerda «la enorme responsabilidad que representa continuar un conflicto con resultados siniestros no solo para Ucrania, sino para toda Europa y el mundo entero. Una guerra que corre el riesgo de arrastrarnos a un enfrentamiento nuclear, es decir, al abismo». 

«Leña al fuego»

Aunque no alude a ello, las declaraciones del secretario de Estado se producen horas después de que la cadena CNN y el diario The New York Times afirmaran que el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, ha autorizado a Ucrania el uso de misiles de largo alcance limitados, de momento, a defender su posiciones ofensivas en la región rusa de Kursk. Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, ha acusado este lunes a Estados Unidos de «continuar echando leña al fuego y seguir provocando una escalada», informa la Agencia EFE.

«La Santa Sede intenta hacer todo lo posible, mantener canales de diálogo con todos», enumera Parolin en su entrevista. «Pero uno tiene la sensación de haber dado marcha atrás al reloj de la historia. La acción diplomática, la paciencia del diálogo, la creatividad de la negociación parecen haber desaparecido, herencias del pasado». Frente a esto, resalta «cuánta necesidad tenemos de estadistas con visión de futuro, capaces de gestos valientes de humildad, capaces de pensar en el bien de sus pueblos».

«Aunque los signos no sean positivos, una negociación siempre es posible y deseable para todos aquellos que valoran el carácter sagrado de la vida humana», insiste. Negociar no es un signo de debilidad, sino de valentía». Pero para ello hace falta un mínimo de apertura: «Si uno no confía en el otro, al menos en un grado mínimo, y si no actúa con sinceridad, todo queda bloqueado».

Oración y solidaridad

Por otro lado, los creyentes están llamados en primer lugar a rezar, rogando a Dios «que convierta los corazones de los “señores de la guerra”. Debemos seguir pidiendo la intercesión de María, una Madre especialmente venerada en aquellas tierras que recibieron el Bautismo hace muchos siglos». 

Además, señala la necesidad de «no faltar nunca a nuestra solidaridad con los que sufren, los que necesitan cuidados, los que padecen frío, los que lo necesitan todo. La Iglesia en Ucrania hace mucho por la población compartiendo día tras día el destino de un país en guerra». 

Por último, «podemos hacer oír nuestra voz, como comunidad, como pueblo, para pedir la paz. Podemos hacer oír nuestro grito, exigir que las demandas de paz sean escuchadas, tenidas en cuenta. Podemos decir no a la guerra, a la loca carrera armamentística que el Papa Francisco sigue denunciando».