El párroco de Villafranca del Ebro: «He dado a las familias el consuelo de la fe»
El sacerdote Ignacio Laguna atiende a Alfa y Omega después de encontrarse con los familiares de los diez ancianos fallecidos en una residencia de Zaragoza
«Ante la lamentable pérdida de vidas humanas causada por el incendio acaecido en la residencia de ancianos de Villafranca de Ebro, expresamos nuestro más sentido pésame a las familias y amigos de las víctimas, así como a toda la comunidad de la residencia». Este es el mensaje con el que el Arzobispado de Zaragoza ha querido mostrar su cercanía a las víctimas del incendio que en la madrugada de este viernes se ha cobrado la vida de diez personas en la residencia Jardines de Villafranca, en la localidad aragonesa.
«En estos momentos de profundo dolor, nos unimos en oración por el eterno descanso de los fallecidos y elevamos nuestras súplicas para que Dios conceda consuelo y fortaleza a los heridos y a todos aquellos afectados por esta tragedia», añade el comunicado diocesano.
Los hechos tuvieron lugar avanzada la noche en una de las habitaciones de este complejo sociosanitario que acogía en esos momentos el sueño de 69 residentes. Las víctimas han muerto por inhalación de humo, mientras que el resto de los ancianos ha sido trasladado a otro centro similar en la provincia de Huesca.
El párroco de Villafranca de Ebro y de otros tres pueblos de la zona, Ignacio Laguna, explica a Alfa y Omega que «nada más enterarse esta mañana llamé a una de las sacristanas y le pedí que abriera las puertas de la parroquia, donde hemos puesto una vela frente al altar que refleja la oración de toda la Iglesia».
Más tarde, «me encontré en uno de los dos puntos de atención a los familiares de las víctimas, donde había muchos voluntarios y trabajadores dispuestos a atenderlos». Allí el sacerdote ha podido hablar con los familiares «para ofrecerles una acogida muy grande. Les he dado un consuelo muy sencillo, primero diciendo que han muerto sin sufrir, dormiditos al parecer».
Después, «les he dado también el consuelo de la fe», algo que compartían algunos de los residentes fallecidos, «a los que íbamos a buscar para que vinieran a Misa o venían ellos mismos», revela el párroco. Al final, «confías en que estén en manos de Dios», algo que ha compartido incluso con familiares «de otros credos», a la espera de «algún acto celebrativo como me han pedido ya algunas familias», concluye Laguna, que también ha podido trasladar a las víctimas «las condolencias y la cercanía» del arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano.