Metropolita Policarpo: «Ante el martirio no hay muros confesionales»
El arzobispo ortodoxo de Italia y exarca de Europa Meridional elogia el congreso organizado por el Dicasterio de las Causas de los Santos del Vaticano en el que también se ha hablado del martirio en otras confesiones cristianas
Francisco desea que en la Iglesia se honre mártires de todas las confesiones cristianas con vistas al Jubileo 2025. Con este propósito creó en julio del año pasado una comisión de expertos y técnicos, presidida por el secretario del Dicasterio de las Causas de los Santos, Fabio Fabene, que está trabajando en identificar los perfiles de estos testimonios para reivindicar así su memoria.
Este organismo del Vaticano ha organizado un congreso del 11 al 14 de noviembre con el título No hay amor más grande. El martirio y la ofrenda de la vida que, además de explorar los delitos de odio contra la fe cristiana en distintos ámbitos sociales y geográficos, estudiará también el martirio en otras confesiones. Uno de sus ponentes fue el fundador de la comunidad de San’t Egidio, Andrea Riccardi, quien ya fue convocado por san Juan Pablo II a participar en una iniciativa similar para el Gran Jubileo del año 2000. Por parte del Patriarcado ecuménico de la Iglesia ortodoxa, con sede en la antigua ciudad de Constantinopla (hoy Estambul), participó el protopresbitero Sergio Mainoldi. Como explica el arzobispo ortodoxo de Italia y exarca de Europa Meridional, el metropolitano Policarpo, la iniciativa trata de realzar el diálogo ecuménico a través del martirio.
«Ante el martirio no hay muros confesionales», asegura tras elogiar la iniciativa del Papa para poner en valor el martirio en otras confesiones cristianas. «Juan Pablo II, con motivo del Jubileo del año 2000, proclamó a los santos en general y especialmente a los mártires como puente firme y seguro de Unidad para todos los discípulos de Cristo, por el que ofrecieron su vida. Por tanto, no es necesario subrayar la importancia ecuménica de esta sacrosanta iniciativa papal para toda la cristiandad», determina.
«Los santos mártires nos unen y nos fortalecen en nuestra fe común en Cristo, el único Dios verdadero y salvador del mundo», agrega. Por ello, desea que esta cita académica que concluye este jueves en el Instituto Patrístico Agustinianum de Roma haya servido para «subrayar y proclamar públicamente lo que no hay mayor amor a Cristo Dios para el cristiano que el martirio y la ofrenda de la propia vida por Él».
El metropolita Policarpo explica que la tradición y la teología ortodoxa hablan de dos tipos de martirio: «El martirio de conciencia y el martirio de sangre. Los Santos Padres dicen que el martirio de conciencia es mayor que el martirio de sangre, porque es continuo, mientras que este último termina con el fin de la vida terrenal».
En todo caso, deja claro que «no existen diferencias en la percepción del martirio entre las dos Iglesias hermanas, la católica y la ortodoxa». Con todo, insiste en que «en los tiempos apocalípticos que vivimos hoy, ser un verdadero y auténtico cristiano es un continuo martirio de conciencia». «Dios, a través de su gran profeta Isaías, nos exhorta a convertirnos en mártires porque Él mismo es un mártir; a convertirnos en santos porque Él mismo es un santo», manifiesta. En este sentido, apunta a que el martirio tanto de conciencia como de sangre «son inseparables».
Si bien en la Iglesia ortodoxa en los últimos 25 años no han tenido, «al menos oficialmente, ningún ejemplo personal de martirio», esto no significa que no haya mártires. El metropolita Policarpo argumenta que es posible que simplemente se desconozcan sus historias particulares. Y se refiere en particular «a los cristianos de Oriente Próximo, el sudeste asiático y África. En nuestra atormentada humanidad hay santos y mártires/testigos que viven codo con codo con nosotros. Son desconocidos para los hombres, pero bien conocidos por Dios, que los revelará a los hombres cuando lo considere oportuno para su edificación y fortalecimiento en Cristo».
Del mismo modo, señala que el Jubileo 2025 es un periodo muy importante y significativo para todos los cristianos. En primer lugar, por la celebración del 1.700 aniversario del Primer Concilio Ecuménico (Nicea, 325 d. C.). Y también por coincidencia de la Santa Pascua, «que es nada menos que el paso de la esclavitud de la muerte y del pecado a la vida eterna mediante el martirio en la Cruz y la Resurrección del Hijo Unigénito de Dios Jesucristo Salvador».
«No hay verdadero jubileo sin referencia a los mártires, tanto los de conciencia como los de sangre, que sirven de ejemplo a los fieles cristianos de hoy y de refuerzo en la vida espiritual y en la lucha por la perfección en Cristo», remacha.
El reconocimiento de mártires no católicos no es del todo novedoso. El Papa validó en junio del 2023 la inscripción en el Martirologio Romano de 21 mártires, entre ellos 20 coptos ortodoxos, asesinados por el autoproclamado Estado Islámico el 15 de febrero de 2015.