El Departamento de Ecología Integral de la CEE explica cómo se formó la DANA
Su director, el carmelita y climatólogo argentino Eduardo Agosta, advierte de que «es absurdo ignorar las advertencias del conocimiento científico» sobre el clima
A raíz de los estragos ocasionados por la DANA el carmelita argentino Eduardo Agosta, director del Departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal Española, ha hecho público un breve informe en el que explica que «hace tiempo que los climatólogos observamos con preocupación el calentamiento anómalo del Mediterráneo». Según su criterio como científico experto en cuestiones climáticas, los cambios registrados en este mar son clave porque «el principal proveedor de humedad en Levante es el Mediterráneo, cuya temperatura este otoño es muy superior a lo típicamente esperado».
Más allá de que el termómetro marque un grado más o menos, Agosta explica que este calentamiento del Mediterráneo es «uno de los factores clave que contribuyen a la intensidad singular de las tormentas asociadas a una DANA». Una mayor temperatura implica más evaporación. Así, explica el carmelita, «este mar actúa como un gran inyector de humedad, la cual, con cualquier mecanismo de inestabilidad vertical, puede desencadenar procesos intensos de convección profunda». Como resultado, se produce «la consecuente condensación de enormes volúmenes de vapor de agua, ayudados por la orografía y la convergencia de vientos del este cargados de humedad en niveles bajos».
Agosta detalla que esta conjunción de factores provocó «una singularidad en la precipitación de la región». Se tradujo en que algunas zonas registraran más de 150 litros por metro cuadrado en tres horas. Y otras —como los pueblos valencianos de Chivas y Turís— acumularon en un mismo día más de 600 litros por metro cuadrado.
En conclusión, Agosta apunta que «es muy probable que el motor principal de esta singular DANA sea el calentamiento anómalo de las aguas del Mediterráneo». Con cautela, matiza que «ya llegarán los estudios refinados para adjudicar con detalle científico las causas físicas del fenómeno y su atribución al cambio climático». «No obstante», recalca, «la primera evidencia apunta en este sentido».
No estamos preparados
En su informe, el director del Departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal lamenta que «a pesar de nuestras creencias, estamos lejos de estar bien preparados para mitigar y adaptarnos a las consecuencias adversas de un clima que está cambiando». Y por otro lado, defiende que «es absurdo pretender ignorar las advertencias precautorias del conocimiento científico sobre un problema tan complejo como es el clima y sus derivados».
Finalmente, cita al Papa Francisco, quien en el Día de la Tierra del 2021 ya señaló que «cuando se gatilla la destrucción de la naturaleza es muy difícil frenarla» y mostró su esperanza en «ser más resilientes cuando trabajemos juntos en lugar de hacerlo solos».
Agosta es climatólogo además de carmelita. Antes de salir de su país natal, fue miembro del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina. También ha formado hasta ahora parte de las delegaciones de la Santa Sede a las cumbres del clima.