Rodri da «gracias a Dios» al recoger el Balón de Oro - Alfa y Omega

Rodri da «gracias a Dios» al recoger el Balón de Oro

En la ceremonia que tuvo lugar este lunes en París se acordó también de su familia y amigos, reconociendo el trabajo de otros jugadores que no han recibido el galardón

Ester Medina Rodríguez
Rodri con el Balón de Oro
Rodri con el Balón de Oro. Foto: AFP / Franck Fife.

El centrocampista español Rodri Hernández, que recibió el pasado lunes el Balón de Oro en la gala celebrada en el Teatro del Châtelet de París, dio «gracias a Dios» porque «con estos valores y esta perseverancia al final consigues todo de vuelta». Previamente ofreció un discurso en el que se quiso acordar de los que siempre han estado a su lado, como su novia, a la que calificó como «la persona más importante de mi vida». Además, la entrega de premios coincidió con su octavo aniversario de novios, a lo que el jugador también hizo referencia. «Sin ti este camino no hubiera sido el mismo», expresó.

«A mi familia, por supuesto, por todos los valores que me ha dado, lo que me ha ayudado para ser lo que soy. Una persona que juega a fútbol por amor», dijo emocionado. Sin olvidar a sus amigos de toda la vida o a sus compañeros de equipo, «sin los cuales no estaría aquí»; al seleccionador de Luis de la Fuente o al jugador Dani Carvajal, quien sufrió la misma lesión que él «y que merecería este premio», aseguró.

En un emocionado discurso, Rodri también señaló al jugador del F. C. Barcelona Lamine Yamal, «que creo que ganará» el Balón de Oro y le dedicó algunas palabras a modo de consejo: «Sigue trabajando duro, lo tienes todo por delante. Es una victoria del fútbol español. Como tantos jugadores que no lo han ganado. Xavi, Iniesta, Casillas, Busquets», recordó, acordándose también de los mediocentros que ha habido a lo largo de los años. «Hoy ese trabajo oscuro ha salido a la luz».

Para finalizar, el jugador relató una anécdota: «Con 17 años hice las maletas rumbo a un sueño, el Villarreal, y jamás pensé que todo esto podría llegar. Recuerdo que un día dije «basta», llame a mi padre llorando con la sensación de que todo había acabado. Parecía que el sueño se desvanecía y él me dijo: “si hemos llegado aquí, no vamos a tirar la toalla”. Eso cambió mi mentalidad. Habla de cómo un chico normal, con valores, que no se fija tanto en los estereotipos fuera del fútbol, puede ser nombrado el mejor jugador del mundo».