«La Ciudad Vieja de Jerusalén debería estar fuera del control político» - Alfa y Omega

«La Ciudad Vieja de Jerusalén debería estar fuera del control político»

En una entrevista con L’Osservatore Romano, el ex primer ministro de Israel Ehud Olmert y el exministros de Asuntos Exteriores del Estado Palestino Nasser al Kidva han reflexionado sobre la resolución del conflicto

Redacción
Francisco saluda a Ehud Olmert
Francisco saluda a Ehud Olmert. Foto: Vatican Media / IPA.

Después de su reunión con el Papa Francisco, el ex primer ministro de Israel Ehud Olmert y el exministros de Asuntos Exteriores del Estado Palestino Nasser Al-Kidva han sido entrevistados por L’Osservatore Romano. Una conversación a tres que ha versado sobre la paz y ha puesto encima de la mesa una posible solución de futuro al conflicto. La entrevista ha sido reproducida íntegramente por VaticanNews.

Señor Olmert, ¿cómo pueden crearse hoy dos Estados con la presencia de asentamientos ilegales cada vez más grandes de colonos israelíes?
Prevemos una anexión por parte de Israel de una porción de territorio a convenir igual al 4 % de Cisjordania de Palestina, a cambio de un territorio de igual tamaño hoy dentro de las fronteras de Israel. Un territorio que se entregaría a los palestinos y que permitiría un corredor de conexión entre Cisjordania y Gaza.

Señor Al Kidva, ¿qué solución existe para Gaza?
Israel debe retirar completamente su ejército de Gaza y permitir la creación de una entidad palestina que la administre. Contemplamos, como solución temporal y provisional, un Consejo de Comisarios compuesto por tecnócratas y profesionales de reconocida valía y no por representantes políticos. Este consejo debería estar adscrito al Consejo de Ministros de la Autoridad Palestina, que debería prepararse finalmente para la celebración de elecciones generales en los territorios palestinos en un plazo de 24 a 36 meses.

Señor Olmert, ¿bastaría, en su opinión, este ejercicio de buena voluntad por ambas partes para garantizar una pacificación inmediata?
No. También pensamos que es necesario desplegar en Gaza una Presencia de Seguridad Árabe Temporal (TASP), que al mismo tiempo que la retirada de las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) podría estabilizar la situación. Esta fuerza árabe de interposición debería servir de enlace con las fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y recibir orientación del Consejo de Comisarios. Su principal cometido debería ser impedir nuevos posibles ataques a Israel desde Gaza.

Señor Al Kidva, ¿cómo podría la solución de los dos Estados garantizar un futuro pacífico?
Mediante la obligación de que el Estado de Palestina sea un Estado no militarizado, salvo para sus necesidades de Policía interna.

Eso dejaría al señor Olmert con el problema central abierto: el estatuto de Jerusalén.
Este es el punto en el que el Papa Francisco, en nuestra reunión de hoy, se ha mostrado más interesado. Nosotros pensamos en un estatuto especial para Jerusalén, que debería ser gestionada por un fideicomiso de cinco Estados (entre los cuales obviamente Israel y Palestina) que tendrían plena autoridad sobre cada parte de la ciudad, según las reglas indicadas repetidamente por el Consejo de Seguridad de la ONU, y con un papel especial atribuido al Reino de Jordania, como ya ocurre hoy para la Explanada de las Mezquitas. En cualquier caso, pensamos que la Ciudad Vieja debería estar fuera del control político y dedicada a las tres religiones monoteístas que la consideran un lugar sagrado de oración.

¿Y qué hay de las pretensiones de ambas partes de tener Jerusalén como capital de su Estado?
Olmert: Jerusalén puede ser la capital de Israel en las partes que ya eran Israel antes del 5 de junio de 1967, además de los barrios judíos construidos después del 67, que formarían parte de ese 4,4 por ciento que he mencionado antes.

Al Kidva: Y Al Quds, la capital de Palestina, incluiría todos los barrios árabes que no formaban parte de Israel antes de la guerra del 67.

Una última pregunta, señor Olmert. Este plan tan bien articulado corre el riesgo de quedarse en una ilusión. Está en total contradicción con las intenciones del actual Gobierno israelí….
Quienes me conocen saben lo que pienso del Gobierno dirigido por Netanyahu, y subordinado al fanatismo extremista de Ben Gvir y Smotrich. Pero me consuela el hecho de que el 70 % de los israelíes está cansado de esta coalición, del enorme daño que ha causado y sigue causando a Israel. Israel es una democracia fuerte y, democráticamente, superará a este Gobierno.

¿Con qué alternativas?
La sociedad civil que lleva dos años manifestándose masivamente contra Netanyahu podrá expresar un nuevo liderazgo que hoy ni siquiera podemos imaginar. Porque, repito, Israel es un país democráticamente vivo y sólido.