Sabe mejor con Kafka - Alfa y Omega

Sabe mejor con Kafka

Maica Rivera
Han Kang
Han Kang. Foto: ABC.

Ocho años después de ganar el Man Booker International con La vegetariana, Han Kang (Gwangju —Corea del Sur—, 1970) ha recibido el Nobel de Literatura. Es ahora la decimoctava mujer en hacerse con el premio literario más importante del mundo, y la primera asiática en conseguirlo. Del acontecimiento internacional, lo más destacado que puedo decir es que a mí, como lectora occidental de la misma generación que ama la literatura de Oriente, la obra más conocida de la surcoreana me propició, en su momento de lanzamiento en el mercado español, una experiencia de las que no se olvidan. Esto reviste la relevancia de que no seré la única estos días en haber recuperado aquel sentir al hacer memoria y, tal vez compartir estas impresiones iniciales, que dicen que son las más valiosas, pueda ayudarnos a recolocar si hiciera falta —no lo tengo muy claro— este libro iniciático en un lugar más alto de la estantería. 

Recuerdo que la novela La vegetariana (a la que seguirían Actos humanos, Blanco y La clase de griego) llegó a España en 2017 con la editorial Rata; que apuré sus páginas de una tacada y que me pareció lo más salvaje que había leído en mucho tiempo, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva. Siete años después, intervalo que una vez el escritor Jesús Ferrero me sugirió para poder mirar la misma cosa con otra perspectiva, concluyo que el impacto de aquel libro es más de flechazo que de relectura. Y que duplica valor si reinterpretamos su historia-pesadilla en clave de deslumbramiento kafkiano; algo que, además, da mucho gusto pensar en este Año Kafka que llama a conmemorar el centenario del fallecimiento del autor de La metamorfosis y que, sin embargo, tan poco homenaje ha concitado (explícito, que los implícitos ya serían otro cantar). El título por el que empezamos a (re)conocer a Han Kang cuenta la tragedia familiar que se le desencadena a una mujer, Yeonghye, con la decisión de no volver a comer carne, un devenir que animamos a entender como la crónica de la alienación del ser humano contemporáneo a causa de las convenciones huecas y la incomunicación. La narración gana si la conectamos con Kafka pero pierde si la relacionamos, desde la carnalidad y la crueldad, con propuestas actuales como la película extrema recién estrenada La sustancia de Coralie Fargeat, por movernos en términos de polémica y viralidad.