Amnistía Internacional exhorta a Kenia, Zimbabue y Gambia a abolir la pena de muerte
Tienen la oportunidad de revertir la tendencia al alza que se produjo en 2023, advierte la organización humanitaria en el Día Mundial contra la Pena de Muerte
En el Día Mundial contra la Pena de Muerte, Amnistía Internacional (AI) ha exhortado a Kenia, Zimbabue y Gambia a «actuar ya» y abolir la pena capital «de una vez por todas». Los tres se encuentran inmersos en procesos de reforma legal que podrían invertir la tendencia al alza de las ejecuciones y las condenas a muerte que se produjeron en el continente africano y en todo el mundo en 2023, ha subrayado Oluwatosin Popoola, asesor jurídico de Amnistía Internacional sobre la pena de muerte.
Tanto en Kenia como en Zimbabue se están tramitando sendos proyectos de ley para abolirla. Por su parte, Gambia está reformando su constitución y entre otros cambios prevé acabar con este tipo de condena. En ninguno de ellos se ha registrado ninguna ejecución en más de una década. En concreto, desde 1987 en Kenia, desde 2005 en Zimbabue y desde 2012 en Gambia. Aunque se siguen produciendo condenas a muerte, se ha establecido la práctica habitual de conmutarlas por otras de prisión.
Se da el caso de que el presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa, que asumió el poder en 2017, se opone firmemente a este castigo por razones personales. «Fue condenado a muerte por “terrorismo” cuando era joven, debido a su participación en la lucha por la liberación» del país, relata Popoola. «Evitó la ejecución por un escaso margen, ya que en aquel momento era menor de 21 años, y en su lugar fue condenado a diez de prisión. El presidente sabe lo que es enfrentarse a la pena de muerte y ahora tiene la oportunidad de garantizar que nadie más pase por eso», ha concluido.
Luces y sombras
Cuando finalmente se aprueben los cambios, estas naciones se sumarían a las 24 naciones de toda el África subsahariana que han eliminado este castigo para todos los delitos y a los otros dos que lo han hecho solo para los crímenes comunes. La otra cara de la moneda es que durante el año pasado las ejecuciones registradas en el continente se triplicaron con creces, a pesar de tener datos solo de Somalia. También las condenas crecieron, en este caso un 66 %. Se produjeron en 14 países.
Su paso adelante no solo será un avance para ellos, asegura la entidad. También allanará el camino para que otros de todo el mundo sigan sus pasos. «Cuantos más supriman la pena de muerte para todos los delitos, más aislados estarán los restantes y más débil será su posición respecto a la pena de muerte», ha añadido Popoola.
Hasta la fecha, 113 naciones de todo el mundo han abolido la pena de muerte para todos los delitos. «Las que aún mantienen la pena de muerte son una minoría aislada, ya que el mundo sigue alejándose definitivamente» de este castigo «cruel, inhumano y degradante», según el asesor de AI. Sin embargo, en 2023 Amnistía Internacional registró un aumento del 31 % en las ejecuciones a nivel mundial, de 883 en 2022 a 1.153 en 2023. El crecimiento es alarmante en Irán —al igual que el año pasado— y Arabia Saudí. Además, la República Democrática del Congo decidió reanudar las ejecuciones y en Taiwán el Tribunal Supremo no llegó a eliminarla, como se esperaba.
Los países que mantienen este castigo en sus leyes «creen que puede hacer que su población y sus comunidades sean más seguras. Sin embargo, se trata de una idea equivocada. La pena de muerte no tiene un efecto disuasorio especial y viola el derecho a la vida», ha concluido Popoola.