El Papa: «La unidad se consigue poniendo a Dios y no a nosotros mismos en el centro»
Francisco retoma la catequesis sobre la acción del Espíritu Santo y explica que hay que caminar hacia Cristo y no esperar que los demás hagan suyas nuestras ideas. También invita a rezar por los pueblos que sufren «la locura de la guerra»
Francisco ha pronunciado tras la audiencia general de este miércoles una breve oración dirigida a la Virgen María, «madre solícita», a cuya protección ha confiado «a todos los que sufren la locura de la guerra, en particular a los pueblos de Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar, Sudán». Una súplica que se suma a todas las anteriores —incluido el rezo del rosario el pasado domingo en la basílica de Santa María la Mayor, de Roma— con la que el Pontífice ha renovado una vez más su llamamiento por la paz en el mundo. El Santo Padre ha recordado que octubre es el mes tradicionalmente dedicado al rezo del rosario y ha instado a mantener viva esta oración popular.
En la catequesis, Francisco ha reflexionado sobre la acción del Espíritu Santo y ha explicado que hay que caminar hacia Cristo y no esperar que los demás hagan suyas nuestras ideas. Deteniéndose en el relato del Evangelio que narra el descenso del Espíritu Santo sobre los apóstoles, el Papa ha subrayado que «la unidad de la Iglesia es unidad entre las personas y no se consigue en una mesa, sino en la vida» cotidiana.
«Todos queremos la unidad, todos la deseamos de todo corazón; sin embargo, es tan difícil de conseguir que, incluso dentro del matrimonio y de la familia, la unidad y la armonía son de las cosas más difíciles de lograr y aún más difíciles de mantener», ha señalado el Papa a este respecto. La razón que subyace a esto —según el Santo Padre— es que «cada uno quiere que se logre la unidad, pero solo «en torno a su propio punto de vista, sin pensar que la otra persona que tiene enfrente piensa exactamente lo mismo sobre el suyo». En un mensaje velado para los 368 participantes del Sínodo sobre la Sinodalidad, Francisco ha alertado de que de este modo, «la unidad no hace más que alejarse.
La unidad de Pentecostés, según el Espíritu, «se consigue cuando nos esforzamos por poner a Dios, y no a uno mismo, en el centro». De este modo, ha asegurado que la unidad de los cristianos no se construye «esperando a que los demás se unan a nosotros donde estamos, sino avanzando juntos hacia Cristo».