El Santo Padre afronta la última etapa de su viaje
Francisco ha concluido la tercera etapa del viaje más largo de su Pontificado. Ya está camino de Singapur, donde permanecerá hasta el viernes 13 cuando regresará al Vaticano
Situado en el extremo oriental del archipiélago indonesio, Timor Oriental es el país más católico del mundo —un 98 % de su población se declara así— después del Vaticano. También es el país más pobre de Asia. Pero además, esta antigua colonia portuguesa, donde el Papa, infatigable, ha hecho su tercera escala de la gira de doce días que le ha llevado a Asia y a Oceanía, es un lugar de una religiosidad fervorosa y robusta. Desde su llegada a Dili, el 9 de septiembre, el Pontífice fue recibido con euforia por decenas de miles de personas que soñaban con poder saludarle. El rostro del Papa ha tomado literalmente la capital Dili: está por todas partes, en vallas publicitarias, gorras, camisetas…
Tras congregar este martes a más de 600.000 personas, una cifra cercana a la mitad de la población de Timor Oriental, en el parque Tasitolu para su ultima misa, que celebró en la misma explanada donde San Juan Pablo II rezó en 1989 durante la guerra por la independencia de Indonesia, el Papa se ha reunido con unos tres mil jóvenes del país que le escucharon con atención.
Para esta ocasión tan especial, Francisco ha dejado a un lado el discurso que tenía preparado y ha preferido mantener con ellos un diálogo abierto sobre la familia y el amor a la patria. «Son los herederos de quienes los precedieron en la fundación de esta nación. Así que no pierdan su memoria», ha declarado en el Centro de Convenciones de Dili.
Del mismo modo ha señalado que ser libre no significa hacer lo que uno quiere, sino actuar con responsabilidad. «No pierdas el entusiasmo de tu fe. Y cuidado con las adicciones, porque llegan los llamados “vendedores de felicidad”. Venden drogas, tantas cosas que te dan felicidad durante media hora, nada más», ha explicado. Francisco también se ha hecho eco de un dicho en la lengua tetum de Timor Oriental: «ukun rasik-an», que significa «cada uno es capaz de gobernarse a sí mismo».
El Santo Padre ha pedido a los jóvenes que sepan recordar el verdadero significado y propósito de la libertad. «Ser esclavo de su propio deseo, creerse omnipotente, es, en cambio, ser arrogante», ha añadido.
Por último, a propósito de la fraternidad, el Papa ha dicho que las diferencias son útiles para aprender a respetarse. «¡Sí a las diferencias, no al odio!», ha afirmado.