Los niños ucranianos vuelven al cole bajo las bombas - Alfa y Omega

Los niños ucranianos vuelven al cole bajo las bombas

Este lunes es el Día Internacional para Proteger la Educación de los Ataques. En Ucrania alrededor de 4,6 millones de niños enfrentan todo tipo de dificultades para aprender, según un informe del Ministerio de Educación y Ciencia

Victoria Isabel Cardiel C.
Los alumnos de primer grado asisten a una clase el primer día del nuevo año escolar en un aula escolar ubicada en el pasaje de la estación de metro de Járkov
Los alumnos de primer grado asisten a una clase el primer día del nuevo año escolar en un aula escolar ubicada en el pasaje de la estación de metro de Járkov. Foto: AFP / Sergey Bobok.

Septiembre es el mes del arranque escolar también en Ucrania con millones de niños y jóvenes que vuelven a las aulas a pesar de las bombas. Lo hacen en mitad de una guerra por lo que, en muchos casos, en ciudades como Kiev o Lviv, los búnkeres y los subterráneos de los edificios se han convertido en aulas improvisadas. Con todo, ninguno cuenta con la capacidad suficiente como para acoger a todos los menores por lo que muchas familias tienen que optar por la modalidad online. En las zonas con más riesgo de ser alcanzadas por la artillería rusa —sobre todo en la zona este del país donde está la línea del frente de batalla— esta es la única solución posible.

La pandemia del coronavirus permitió que Ucrania, como muchos otros países, tuviera que adaptar sus recursos a la educación online, lo que en cierta medida ha facilitado el acceso a las clases a muchos estudiantes. Sin embargo —tal y como señala Sofía Arroyo, coordinadora de Alianzas de la organización internacional de ayuda World Vision— los niños ucranianos «no están socializando entre ellos como lo harían en un colegio de cualquier país en paz donde tienen su recreo y pueden jugar juntos».

La interacción entre ellos es «bastante limitada». A esto se suma el impacto de las «constantes alarmas antiaéreas que obligan a los niños y niñas a trasladarse a refugios, interrumpiendo sus clases y su sueño». Los ataques rusos provocan también «continuos fallos de electricidad» que también obstaculizan el desarrollo de las clases en las escuelas y el acceso al aprendizaje online.

«Es muy difícil llevar una rutina porque no sabes cuándo va a volver la luz y cuándo no», relata Arroyo desde la ciudad de Dnipró. Solo las familias que cuentan con un generador autónomo en sus casas pueden sortear los cortes de luz. Pero debido a su alto precio y a la escasez de estos dispositivos son muy pocas las que tienen uno. «Es muy costoso. Para mantener la electricidad de una oficina se necesitan unos 3.000 dólares al mes», señala. Además, muchos funcionan con gasolina que también escasea en el país.

Todos estos factores han rebajado la «calidad de la educación que están recibiendo», asegura Arroyo. Según los últimos datos del Ministerio de Educación y Ciencia ucraniano alrededor de 4,6 millones de niños y niñas ucranianos se enfrentan a dificultades en el acceso a la educación. Esta cifra incluye una estimación de dos millones de niños afectados por el cierre de escuelas. Más de 3.500 colegios han sido dañados y 400 han quedado completamente destruidos en Ucrania desde que Rusia comenzó su invasión, según datos del Gobierno de Kiev.

Ante esta situación, la ONG World Vision cuenta con distintos programas de apoyo a la educación que han llegado a más de 267.000 niños ucranianos y de familias de acogida de personas refugiadas.

Uno de los objetivos de esta ONG es «mejorar la educación o al menos el acceso a la educación de los niños y niñas en Ucrania». Así en áreas donde la educación encuentra las barreras que impone el conflicto han establecido «clases de apoyo» para que los niños puedan avanzar y recuperar lo perdido. También ayudan a niños con discapacidad y tienen proyectos para «proveer algunos centros educativos con material escolar o interactivo; así como plataformas online para que las clases no sean tan aburridas» en línea con el Ministerio de Educación de Ucrania.

El empeño de algunos profesores, con más corazón que medios, también está mermando sobre todo por los problemas de salud mental que acarrea vivir en medio de un conflicto. «Muchos tienen problemas de estrés o crisis de ansiedad», asegura Arroyo. Por ello la ONG les ayuda con programas que les enseña «desde técnicas de relajación, así como estrategias para mantener la calma y comunicar a los niños cómo actuar en caso de alarma».

En total, la respuesta humanitaria de World Vision en Ucrania ha ayudado a más de 1,9 millones de personas afectadas por la guerra.