En su primer discurso en Indonesia, el Papa pide «contrastar el extremismo y la intolerancia» - Alfa y Omega

En su primer discurso en Indonesia, el Papa pide «contrastar el extremismo y la intolerancia»

En el país viven ocho millones de católicos frente a 242 millones de musulmanes

Victoria Isabel Cardiel C.
El Papa Francisco y el presidente de Indonesia, Joko Widodo, asisten a una reunión con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático indonesios en el Palacio Presidencial de Yakarta
El Papa Francisco y el presidente de Indonesia, Joko Widodo, asisten a una reunión con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático indonesios en el Palacio Presidencial de Yakarta. Foto: AFP / Willy Kurniawan.

El Papa ha dedicado su primer discurso en Indonesia, el país con la mayor población musulmana del mundo, con 242 millones, donde los católicos son una minoría, a impulsar el «diálogo interreligioso» para «contrastar el extremismo y la intolerancia».

Los ocho millones de católicos que viven en Indonesia frente a los 242 millones de musulmanes son una presencia exigua, pero aún así es la tercera población católica más numerosa de Asia, después de Filipinas y China, cuyo número crece rápidamente. En Yakarta hay hasta cuatro mil bautizos de adultos al año y las iglesias están llenas de jóvenes.

«La Iglesia católica desea incrementar el diálogo interreligioso. De este modo, se podrán eliminar los prejuicios y se fomentará un clima de respeto y de confianza mutua», ha asegurado el Pontífice en el palacio presidencial de Yakarta. Estos son «factores imprescindibles para afrontar los retos comunes, entre los cuales, el de contrastar el extremismo y la intolerancia, que —tergiversando la religión— intentan imponerse sirviéndose del engaño y la violencia».

Francisco se ha hecho eco de casos en los que la fe en Dios se ha colocado en primer plano, «lamentablemente para ser manipulada y servir no para construir la paz, la comunión, el diálogo, el respeto, la colaboración y la fraternidad, sino para fomentar las divisiones y aumentar el odio».

El Pontífice ha hecho suyas las palabras que san Juan Pablo II pronunció durante su visita a ese mismo palacio, en 1989, en las que habló de la legítima pluralidad, el respeto a los derechos humanos y políticos y de la unidad nacional basada en la tolerancia y respeto a los demás.

Indonesia que practica por lo general un tipo de islam moderado, ha experimentado en las últimas dos décadas un incremento de la influencia de grupos radicales, aunque en los últimos años han sido menos activos. Las autoridades también mantienen un control efectivo contra los grupos yihadistas en el país, que ha sufrido serios ataques terroristas como el de Bali, que se saldó con 202 muertos en 2002, o los de 2018 contra varias iglesias en Surabaya, que dejaron 26 muertos (incluidos 13 terroristas suicidas), según informa Efe.

Sentado al lado del presidente Joko Widodo, de 63 años, que terminará su segundo mandato el 20 de octubre y será sustituido por su ministro de Defensa, el general Prabowo Subianto, acusado de haber cometido masacres en Timor Oriental durante la guerra por su anexión entre 1975 y 2002, el Papa ha llamado a mantener un «sabio y delicado equilibrio» entre la multiplicidad de culturas, las diferentes visiones ideológicas y las razones que fundamentan la unidad.

Así como «el océano es el elemento natural que une a todas las islas indonesias» —ha afirmado Francisco— el «respeto mutuo de las particularidades» de todos los grupos humanos que las componen, es el hilo conductor que hace que «el pueblo indonesio se mantenga unido y se sienta orgulloso». El Pontífice ha llegado a las 9:30 hora local al Palacio Presidencial Istana Merdeka, donde fue recibido con una baile típica interpretada por un grupo de niños.

«Unidad en la multiplicidad, justicia social, bendición divina» —ha observado el Santo Padre— son los principios fundamentales destinados a inspirar y guiar la construcción de la nación». Sin embargo, ha advertido sobre las tendencias que hoy obstaculizan el desarrollo de la fraternidad, como los «conflictos violentos, que a menudo son el resultado de la falta de respeto mutuo, del deseo intolerante de hacer prevalecer a toda costa los propios intereses, posición o visión, causando un sufrimiento interminable para comunidades enteras y dé lugar a auténticas guerras sangrientas».

En este contexto, Francisco ha señalado que más allá de las «persuasivas declaraciones políticas», hace falta «un efectivo compromiso» para construir una verdadera justicia social.