Extremadura espera al Papa en Guadalupe

La delegación extremeña ha departido durante una media hora con el Papa Francisco. El objetivo del encuentro ha sido muy claro: Invitar al Pontífice a visitar el santuario de Guadalupe, tal y como hiciera su predecesor, Juan Pablo II, en 1982.

«La Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura y de la Hispanidad, sobrepasa fronteras y generaciones (…) Han pasado 42 años desde aquella visita y queremos invitar al papa Francisco, primer Pontífice latinoamericano de la historia, a venir a su tierra, a su casa, Extremadura. Sería un infinito honor poder recibirle en Guadalupe», explica María Guardiola en un comunicado.

La presidenta regional acudió al encuentro con el arzobispo de Mérida-Badajoz, José Rodríguez Carballo, quien, hasta no hace mucho, formaba parte de la Curia vaticana. Por eso, el Papa le ha saludado con afecto, le ha preguntado por la salud y, dirigiéndose a Guardiola en tono de broma le ha dicho: «Estos gallegos son fuertes».

Tras departir en privado sobre cuestiones como «la responsabilidad compartida de los gobiernos y la Iglesia católica de construir una sociedad más próspera y justa», de acuerdo con las declaraciones oficiales, ha llegado el turno de las fotos y los regalos.

La presidenta extremeña, que ha acudido con su marido y dos hijos, ha obsequiado a Francisco con una réplica de una encina y un ejemplar de la novela El Mozárabe, del sacerdote y escritor Jesús Sánchez Adalid.

El arzobispo de Mérida-Badajoz le regaló un dibujo del Crismón aparecido en la Domus Ecclesiae de Mérida, realizada por el artista emeritense Moisés Belate. También le dio las gracias por la reciente decisión de Doctrina de la Fe sobre el santuario de Chandavila. El Papa ha pedido a Rodríguez Carballo que promueva ese mensaje de paz y perdón que se promueve desde ese lugar. Ambos han hablado precisamente de cuestiones como la religiosidad popular o la promoción de las vocaciones.

Por su parte, el Santo Padre ha regalado a sus invitados un bajorrelieve elaborado en el Vaticano y los principales documentos de su pontificado. Con un caluroso saludo ha concluido esta visita que Carballo ha definido como «muy familiar».