«Nuestra fe nos compromete a no dejar una naturaleza desgraciada a las próximas generaciones» - Alfa y Omega

«Nuestra fe nos compromete a no dejar una naturaleza desgraciada a las próximas generaciones»

La Conferencia Episcopal Española se suma con un mensaje a la Jornada Mundial de Oración por el cuidado de la creación

Redacción
Un voluntario intenta limpiar un río contaminado. Foto: CNS photo/Eloisa Lopez, Reuters

Por expreso deseo del Papa Francisco, desde 2015 la Iglesia católica celebra la Jornada Mundial de Oración por el cuidado de la creación. Se trata además de una fecha de carácter ecuménico, puesto que la Iglesia católica se suma así a la ortodoxa, que ya celebraba cada 1 de septiembre este día. El primero de septiembre comienza además el Tiempo de la creación que se cierra el 4 de octubre, día de san Francisco de Asís. En esos días, se propone a los fieles adoptar comportamientos personales y comunitarios orientados a una conversión ecológica.

La Iglesia en España se una vez más a esta jornada con un mensaje suscrito por los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social. Este año, la Jornada lleva por lema «Espera y actúa con la creación».

El mensaje resalta que el ser humano está llamado a cuidar de la casa natural «sin considerarse como el centro absoluto del universo», sino que ha de reconocer «su interdependencia con otros seres vivos y el medio ambiente del que él mismo forma parte». Por ello, aseguran los obispos que no se puede permanecer indiferente a la desaparición de especies o a que la crisis climática ponga en riesgo la vida de animales y personas. Recuerdan que «pertenece a la dignidad del hombre el cuidado del ambiente, teniendo en cuenta en particular aquella ecología humana que preserva su misma existencia».

La humanidad y la creación gimen por el pecado, insiste el mensaje, que concreta este gemido «en las injusticias del mundo, en las guerras fratricidas que la humanidad soporta y contempla continuamente en muchos lugares del mundo, en la creciente contaminación del entorno vital -el hogar universal-, en la madre tierra, violentada y devastada, que se vuelve así inhóspita y, en muchos casos, mortal para los más pobres y débiles de la humanidad».

Por ello, los obispos subrayan que cada uno está llamado «a dar razón de nuestra esperanza en medio del gemido y del dolor de las criaturas».

Así, animan a convertirse «para ser testimonio de esperanza en medio del dolor y la oscuridad» y para llevar esperanza en «los dramas de la carne humana que sufre, así como en la relación viva y esencial con toda la naturaleza de la que forma parte». Porque la creación y sus criaturas fueron creados por amor, «todos necesitamos de todos y todos aguardamos la misma plenitud de salvación y de novedad».

Esta conversión ha de traducirse en un cambio en «los estilos de vida en lo personal, lo social, lo político y lo económico, así como en la espiritualidad y vivencia de lo trascendente y de lo religioso». El mensaje de la CEE invita a dar pasos firmes en el cuidado de la creación como un elemento que también repercute en la fraternidad universal y el cuidado de los más débiles.

Por eso, los obispos concluyen que «nuestra fe nos compromete a no dejar en la intemperie de una naturaleza desgraciada a las próximas generaciones y comprender que no habrá paz verdadera sin cuidar las relaciones entre nosotros, con la naturaleza y con Dios».