«La Eucaristía es necesaria para todos» - Alfa y Omega

«La Eucaristía es necesaria para todos»

En el ángelus de este domingo, Francisco ha pedido que se privilegie el diálogo a la violencia en Oriente Medio. También ha deseado reconciliación y paz en República Democrática del Congo

Ángeles Conde Mir
Francisco durante el rezo del ángelus. Foto: CNS Photo/Vatican News

El Santo Padre también está pendiente de las negociaciones para un alto el fuego en Gaza y la liberación de los rehenes israelíes que se han desarrollado en Doha y que la semana que viene se retoman en El Cairo.

«Sigamos rezando para que los caminos de paz se puedan abrir en Oriente Medio, Palestina, Israel como en la martirizada Ucrania, en Myanmar y en todas las zonas de guerra. Con el compromiso del diálogo y la negociación y absteniéndose de acciones-reacciones violentas», ha implorado un domingo más.

También ha pedido que la paz y la reconciliación puedan llegar a República Democrática del Congo de la mano de 4 nuevos beatos, asesinados en 1964 por odio a la fe. Son tres misioneros javerianos y un sacerdote congoleño. Luigi Carrara, Giovanni Didonè, el religioso Vittorio Faccin y el congoleño Albert Joubert han subido a los altares en una ceremonia que se ha celebrado en la diócesis congoleña de Uvira este domingo. «Que su ejemplo e intercesión puedan favorecer ejemplos de reconciliación y paz para el pueblo congoleño», ha deseado el Papa.

Asombro y gratitud

Antes de la oración mariana, en su catequesis, Francisco ha explicado qué es el pan bajado del cielo y qué hace por nosotros ese pan. Ha centrado su reflexión en la expresión de Jesús, «Yo soy el pan vivo, bajado del cielo», contenida en el Evangelio de este domingo. Así, el Pontífice ha asegurado que el Hijo de Dios se identifica con el alimento más común y cotidiano. Ha reconocido que se trata de una expresión que todavía produce perplejidad y que podemos acogerla con dos actitudes.

Con la actitud del asombro porque son palabras sorprendentes. «Jesús siempre nos sorprende», ha afirmado Francisco. Nos sorprende primero porque parece imposible comer la carne y beber la sangre de alguien. Por ello, ha recordado que «la carne y la sangre son la humanidad del Salvador, su propia vida ofrecida como alimento para la nuestra».

La segunda actitud de la que ha hablado Francisco es la gratitud «porque reconocemos a Jesús allí donde está presente para nosotros y con nosotros». Jesús sabe que no solo de pan vive el hombre y prepara un regalo mayor, es decir, convertirse Él mismo en alimento.

«El pan celestial, que viene del Padre, es el Hijo hecho carne por nosotros. Este alimento es más que necesario para nosotros, porque sacia el hambre de esperanza, el hambre de verdad, el hambre de salvación que todos sentimos no en el estómago, sino en el corazón. La Eucaristía es necesaria para todos», ha dicho el Santo Padre. 

Jesús se ocupa así de la mayor necesidad de los hombres. Salva a las personas «alimentando nuestra vida con la suya». Pero el Papa también ha advertido de que este pan vivo y verdadero no es «algo mágico que resuelve de pronto todos los problemas». «Es el Cuerpo mismo de Cristo, que da esperanza a los pobres y vence la arrogancia de los que se jactan en su detrimento», ha concluido el Papa.

Antes de terminar, como es habitual, ha dejado algunas preguntas para la reflexión tales como si tenemos hambre y sed de salvación o si somos capaces de conmovernos ante la Eucaristía.