El encuentro del Papa con el Seminario de Getafe «ha sido como el de un padre con sus hijos»

Pareciera que el Papa no tenía ninguna prisa. Se ha olvidado por completo del reloj y, durante dos horas, ha respondido a la docena de preguntas que le han hecho los seminaristas de Getafe en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.

Francisco ha preferido dejar de lado su discurso preparado, que ha entregado a sus invitados, y ha entablado este largo diálogo con los 42 jóvenes que se preparan para el sacerdocio en el Cerro de los Ángeles.

«Nos hemos encontrado con un padre que nos ha acogido, que nos ha contestado con esa sinceridad, con ese estilo tan cercano que tiene, pero al que no le falta una profundidad tremenda a la hora de responder las preguntas tan existenciales que le han hecho los seminaristas», responde el obispo Ginés García Beltrán que encabeza el grupo.

El Santo Padre ha hecho gala de un gran estado forma después de su descanso del mes de julio y ha recibido al seminario con una nota del humor que le caracteriza. «Cuando ha entrado y ha visto a más 40 seminaristas se ha dirigido a mí y me ha dicho: ‘¿Pero son todos de la misma diócesis?, ¿y tú qué haces para tener esto?’», comenta el prelado getafense.

Francisco ha conversado con los seminaristas de cuestiones como la obediencia y la libertad, de las dificultades para perseverar o de su propia experiencia como sacerdote. «Hemos hablado de todo, le han preguntado de todo. Ha sido una tertulia entre un padre y sus hijos», resume García Beltrán.

«Les ha dicho también que cuiden mucho el trato con Dios y la cercanía con el obispo y que le cuenten todo», cuenta Cruz González Palomo, rector del Seminario. El sacerdote confiesa que le ha sobrecogido este encuentro de sus estudiantes con Francisco hasta el punto de que «siento la misma alegría por cada uno de ellos como si fueran hijos que se acaban de casar o que han acabado la carrera, porque, al final, lo que queremos es su bien, que amen a Dios y que sean ese regalo que Dios quiere».

No ser curas «avinagrados»

Los seminaristas, visiblemente contentos, guardaban como oro en paño el regalo del Papa: un rosario y un ejemplar de la exhortación Gaudete et Exsultate. Porque durante su conversación, Francisco les ha hablado mucho de la importancia del buen humor y la alegría.

«Nos ha insistido en no ser curas avinagrados, en la alegría, en ir adelante, en intentar superar las dificultades que siempre las habrá. Ha sido un Papa que demuestra mucho optimismo y eso nos ha animado», explica García Beltrán.

Su auxiliar, José María Avendaño, también se ha quedado con las palabras de Francisco sobre la alegría: «Ante cualquier problema, nos ha invitado a que lo relativicemos y siempre desde el buen humor y, a partir de ahí, que lo afrontemos con el Señor».

«No somos solterones»

Miguel María, de 25 años, ha compartido con el Santo Padre una inquietud que empieza a sentir al ver que sus amigos comienzan a casarse, tener hijos o emprender una vida laboral seria. El joven ha preguntado al Papa cómo superar la sensación de «bicho raro» por haber escogido una vida menos corriente.

«El Papa, sobre todo, nos ha dicho que no somos ‘solterones’. Me ha respondido que la nuestra es una paternidad especial; y que lo especial de nuestra paternidad es que somos padres de hijos que no son nuestros. Nos ha dicho que esa es una paternidad muy bonita», explica el joven a Alfa y Omega.

A Jorge, seminarista de cuarto curso, también le ha impresionado esta respuesta de Francisco sobre la paternidad: «Me quedo con una frase que ha dicho: ‘No se es fecundo si no se es padre’». Y para Antonio, que se ordenará diácono el 12 de octubre, Francisco ha tenido una recomendación especial, que viva su misión con la misma dosis de fervor que de paciencia.