Una cafetería de Kenia inserta laboralmente a las personas sordas
En el Pallet Café de Nairobi todos los camareros son sordos, una iniciativa que da una oportunidad de empleo a las personas con discapacidad auditiva y a los clientes de aprender lengua de signos
Para pedir un capuchino en una de las mejores cafeterías de Nairobi hay que poner un puño encima de otro y girarlos en dirección contraria, como si molieras el café. Acto seguido haces girar los dedos en círculos como si generases espuma. Después, Sharon Chebet te levanta los pulgares: genial.
Sharon tiene 23 años y nació sorda al 100 % y, para comunicarse con ella, hay que escribir en la libreta si no se sabe la lengua de signos. Hace cuatro años no tenía muchas perspectivas de trabajo, pero en enero de 2020 llegó su primera propuesta: ser camarera en Pallet Café.
En 2019, Feisal Hussein decidió abrir una cafetería en Nairobi, pero no quería que fuese convencional. Eligió un sitio mágico: en mitad de Lavington, uno de los barrios más ricos de Nairobi, está escondida una cafetería tras una valla que te adentra en un jardín enorme donde el verde manda, los pájaros pían y un enorme signo de paz te recibe. Porque la paz es lo que se respira en este lugar donde gente de todas las culturas trabaja mientras come y toma café. «No ponemos música porque, total, todos los camareros son sordos», explica Margaret Wanjala, gerente de la cafetería y que no tiene discapacidad.
- 10 % o menos de los niños sordos kenianos acceden a una educación adaptada.
- 800.000 personas con problemas auditivos en el país, según SESK.
- 20.000 sordos tienen un trabajo en Kenia, señala la Sociedad de Empoderamiento de Sordos.
- Tercer idioma oficial del país, la lengua de signos, después del inglés y el suajili.
Hussein buscaba una nueva experiencia, pero también quería tener una contribución social. «No tenía primos ni familiares sordos, pero vio que había una oportunidad de mercado, porque la mayoría de las personas con esta condición no tienen posibilidades de encontrar fácilmente un empleo», explica Wanjala. «La mayoría no acaban ni la educación secundaria y terminan aprendiendo labores manuales», asegura. Menos de un 10 % de los niños sordos kenianos tienen acceso a una educación adaptada.
En 2010, Kenia estableció en su constitución la lengua de signos como tercer idioma oficial del país, tras el inglés y el suajili. Aún así, las cifras de personas sordas no están claras. Según el último censo oficial, en 2019 había 153.381, pero la Sociedad de Empoderamiento de Sordos de Kenia (SESK) calcula que las personas con problemas auditivos en este momento actual son alrededor de 800.000 en el país. De estos, la SESK calcula que tan solo 20.000 tienen un trabajo.
Sharon empezó a trabajar en el Pallet Café en enero de 2020 y es su primer y único trabajo hasta la fecha. En total, los seis camareros son sordos, además de tres del equipo de cocina. «Los volúmenes de currículos que tengo son impresionantes, tanto de personas con discapacidad auditiva como de otras que no la tienen», asegura Wanjala.
Palabras en el menú
En el bar hay una señal enorme con el abecedario de la lengua de signos y en el menú se explica cómo decir palabras clave «como “hola”, “por favor”, “café” y “gracias”. Se ponen muy felices cuando los consumidores hacen el esfuerzo de utilizar la lengua de signos», asegura Wanjala. Aún así, la mayoría de la gente acaba saludando y apuntando lo que quieren en el menú. Sin embargo, a veces esta situación genera fricciones. «Si los camareros son sordos, cómo le explicas que tu carne la querías poco hecha y te ha salido al punto», recalca. «A veces los consumidores decían que estaba todo bien y luego dejaban reseñas diciendo que se podía mejorar en eso», añade.
La gerente de la cafetería llegó hace tres meses para intentar liderar el equipo y mejorar el servicio. Llevaba trabajando doce años en una cadena de cafeterías y quería dejar el negocio de la hostelería, pero esto le pareció un reto. «No tenía ni idea del lenguaje de sordos. ¿Cómo iba a poder comunicarme con ellos?». Pero se puso como objetivo aprender una palabra al día. «Hoy, por ejemplo, “tomate”», y admite que aún se tiene que apoyar a veces en su asistente, que es parcialmente sordo y sí controla la lengua de signos. Además, para poder ser eficientes utilizan códigos de palabras entre ellos. Si alguien quiere hablar con Sharon, se tocará los ojos en referencia a sus gafas; para referirse a Michael, un hombre corpulento, se tocará el mentón, en alusión a un hombre fuerte. «Intentar adaptarse es difícil, pero ahora ya me voy enterando y es divertido», explica entre risas.
Feisal Hussein ha abierto ya tres establecimientos de Pallet Café, dos en Nairobi, la capital keniana, y uno en la costa, Diani. En 2023, el diario local BusinessDaily le incluyó entre las 40 personas menores de 40 años más talentosas del país.
A los cinco minutos de pedirlo llega un capuchino perfecto, con su característica espuma. Sharon alza el pulgar de nuevo para asegurarse de que está todo bien. El cliente devuelve el pulgar hacia arriba y se lleva la mano al mentón: «Gracias». Sharon sonríe.