Parte de la Tierra Santa está en Israel - Alfa y Omega

Guste más o guste menos, es así. Gran parte de los santos lugares está en territorio israelí. Nazaret. Cafanaúm. Tabga. Jerusalén. Los ánimos están caldeados, comprensiblemente, aunque es interesante recordar que la población civil de ambos bandos es, la mayor parte de las ocasiones, víctima indirecta de las decisiones de otros. Pero hablar de la Tierra Santa, viajar a Israel para mantener viva la llama de la fe y recordar que los que guardan la tierra nos necesitan —ahora con apoyo económico y oración, más adelante, esperamos, con visitas— no es blanquear un Estado u otro. No es posicionarse en un bando u otro. Sencillamente es pisar por la escalera por la que Jesús presumiblemente pasaba para subir al templo de Jerusalén. Es encontrar la tumba del justo, podría ser José. O rezar unos minutos tocando la piedra de un sepulcro vacío. Es aburridísimo leer los exabruptos de unos y otros criticando si has pisado una línea u otra. No, esta vez no fuimos a Belén o a otras zonas de Cisjordania (muchas otras sí). Pero en este semanario cada mes el párroco de Gaza nos cuenta cómo se racionan un pepino para comer y nadie acusa de connivencia con sus dirigentes. Es importante pensar antes de sentenciar.

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