El Patriarcado Latino de Jerusalén condena los ataques a la Escuela de la Sagrada Familia de Gaza
Pide un «acuerdo que ponga fin inmediato al horrible baño de sangre y a la catástrofe humanitaria en la región»
«Seguimos con gran preocupación las noticias sobre los ataques, aparentemente lanzados por el Ejército israelí, contra la Escuela de la Sagrada Familia en Gaza esta mañana», ha afirmado a través de un comunicado de prensa el Patriarcado latino de Jerusalén este 7 de julio. Según reitera esta circunscripción eclesiástica de la Iglesia católica en Tierra Santa, «las imágenes y los reportajes de los medios de comunicación desde el lugar muestran escenas de víctimas civiles y de destrucción en el recinto». De momento las víctimas mortales ascienden a un mínimo de cuatro, entre las que según fuentes médicas palestinas está el subsecretario del Ministerio de Trabajo de Gaza, Ihab al Ghusein, recoge Europa Press.
En su nota, el Patriarcado recalca que, aunque la Escuela de la Sagrada Familia es técnicamente de su propiedad, «desde el comienzo de la guerra ha sido un lugar de refugio para cientos de civiles» de todo tipo. Y, de hecho, actualmente «no hay personal religioso en la escuela».
Su construcción se remonta a 2001, 27 años después del establecimiento del Patriarcado en Gaza. Fue posible gracias a los esfuerzos del sacerdote Manuel Musallam, «el párroco de la parroquia en esa época» y, como el propio sitio web del colegio revela, «la ayuda externa y generosas donaciones de bienhechores españoles».
Aparte de ser «una de las principales escuelas del Patriarcado latino de Jerusalén y de la región», ofrece «un alto nivel formativo, intercambio cultural y provee un cómodo y seguro ambiente para la educación de todos». Con varias ramas de educación infantil, primaria y secundaria, normalmente cuenta con unos 700 alumnos.
En su nota, la Iglesia latina local condena «en los términos más enérgicos los ataques contra civiles o cualquier acción beligerante» que no garantice que permanezcan fuera del combate. Y concluye su mensaje «orando por la misericordia del Señor» y deseando «que las partes lleguen a un acuerdo que ponga fin inmediato al horrible baño de sangre y a la catástrofe humanitaria en la región».