Un documental sobre las «invisibilizadas» mujeres migrantes africanas
Mare Mediterraneum quiere poner el foco en la doble vulnerabilidad que sufren las mujeres en el trayecto migratorio, en el que sufren graves agresiones y «también pagan con su cuerpo», según señala su codirectora María Chaqués
Aunque hayan pasado más de 15 años, la valenciana María Chaqués todavía se emociona al recordar aquel día de septiembre de 2007 cuando, mientras trabajaba en el buque Fortuny en aguas de Canarias, se cruzaron con una patera a la deriva con 27 personas a quienes el capitán dio la orden de rescatar. «De todos ellos, tuve un vínculo muy especial con una mujer, de la que nunca supe el nombre, que me entregó a su hijo porque al pisar tierra firme no tenía ni fuerzas para cogerlo en brazos. Nos entendimos sin hablar», relata en conversación con Alfa y Omega. A partir de esa vivencia, de la que grabó algunas imágenes con su cámara sin ninguna pretensión, se gestó un documental que se ha presentado recientemente en Madrid: Mare Mediterraneum, que pone el foco en las mujeres migrantes africanas y las graves violaciones de derechos humanos que sufren.
Chaqués es la codirectora y señala que quería centrar el trabajo en estas historias de lucha porque las mujeres son las grandes invisibilizadas y «viven una doble vulnerabilidad: por ser mujeres y por ser migrantes». Con más de 50 horas de grabación, sin guion y realizado durante 15 años, este documental va tejiendo relatos y testimonios a un lado y otro del mar para «generar una cultura del encuentro y denunciar que las mujeres que migran no solo pagan con dinero, sino también con su cuerpo». Ellete Djomatou es una de las principales protagonistas y cuenta cómo llegó a España en 2018 desde Camerún y que, frontera tras frontera, el viaje se hacía cada vez más difícil, no solo por ser migrante, sino también por ser negra. «Si hubiera tenido toda la información, no habría migrado», asegura Djomatou.
La valenciana sostiene que «cada testimonio y cada proceso migratorio es único», y que actualmente «el cuerpo de la mujer se está usando como un instrumento, teniéndose que enfrentar en el viaje a abusos sexuales, chantajes psicológicos y manipulación». Sin embargo, ese enfoque femenino tampoco podría entenderse sin el relato de las madres de los migrantes desaparecidos, mujeres que «me transmitieron una gran esperanza», afirma la codirectora. Recuerda así cómo fueron a grabar a Thiaroye sur Mer, un pueblo pesquero a las afueras de Dakar donde ha desaparecido una generación entera y las familias siguen sin poder enterrar a sus seres queridos. De hecho, el equipo del documental quiere volver antes de que acabe el año a Senegal para proyectarlo allí. «Es importante que este trabajo haga ese viaje de ida y vuelta, porque ellas confiaron en nosotros», señala Chaqués.
En un contexto social que la valenciana define como «extremadamente complicado», Mare Mediterraneum quiere sacudir conciencias y servir de altavoz para tantas mujeres migrantes africanas que se siguen jugando la vida. De momento, el documental está pendiente de presentarse en varias ciudades como Melilla, Alicante o La Coruña.
«No tengamos miedo de llamarlo masacre». Con estas palabras, el Papa Francisco quiso recordar a través de un vídeo a las víctimas de la tragedia en Melilla, en la que más de 37 personas murieron intentando saltar la valla en junio de 2022. La grabación tuvo lugar en un encuentro privado en el que el Santo Padre se reunió en su residencia de Santa Marta, entre otras personas, con la defensora de derechos humanos Helena Maleno quien, en conversación con Alfa y Omega, asegura que «Francisco está informado, preocupado y comprometido con la situación de los migrantes». Además, Maleno subraya la incansable labor que lleva haciendo la Iglesia durante décadas en las fronteras, «con muchas dificultades y a veces en soledad», pero siempre al lado de los que más sufren.