Indignación en la Iglesia italiana por la muerte de un inmigrante sin papeles
Después de que una máquina le amputara el brazo, su jefe lo abandonó frente a su casa en vez de llevarlo al hospital. Para el obispo de Latina-Terracina-Sezze-Priverno, Mariano Crociata, se trata de «otro episodio más que se repite, a pesar de todas las condenas y declaraciones que se hacen cada vez que repiten tales acontecimientos»
El joven indio, Satnam Singh, de 31 años trabajaba en una explotación agrícola de la ciudad italiana de Latina, cerca de Roma, cuando el lunes sufrió un accidente en el que perdió el brazo. Singh, que no tenía un contrato regular, quedó enganchado en la máquina envolvedora de plástico, arrastrada por un tractor, que le cortó el brazo derecho y le aplastó las extremidades inferiores. Con el miembro amputado en una caja de recolección de verduras, en vez de trasladarlo al hospital, su jefe lo abandonó sangrando frente a su domicilio.
Tras ser localizado ante su casa, ya moribundo, sus familiares lo transportaron al hospital San Camillo de Roma, donde falleció este miércoles por la tarde, según recogen los medios italianos.
El empresario agrícola que empleó al joven sin un contrato legal, Antonello Lovato, está acusado de omisión de socorro, violación de las disposiciones sobre trabajo irregular y homicidio. Fue interrogado por la Policía, aseguró que había transportado a Singh, con su miembro amputado, en una furgoneta a su casa.
El Ministerio de Trabajo italiano celebrará una reunión sobre la tragedia este viernes con representantes sindicales y patronales. Por su parte, la primera ministra, Giorgia Meloni, ha calificado lo sucedido de «inhumano» y ha confiado en que esa «barbarie» sea «duramente castigada».«Estoy consternada por la muerte del trabajador víctima de un accidente de trabajo sucedido el 17 de junio», declaró por su parte la alcaldesa de Latina, Matilde Celentano, que ha precisado que acepta la solicitud «recibida por todo el consejo municipal de promover, cuando se cumplan las condiciones, la constitución del Municipio de Latina como parte civil en el futuro juicio».
La iglesia italiana se ha sumado a los llamamientos políticos contra esta violación de los derechos humanos fundamentales, de la dignidad humana y de las normas relativas al trabajador. «Es otro hecho doloroso de muerte en el trabajo que nos golpea, no menos que todas las otras veces, e incluso más, precisamente porque es otro episodio más que se repite, a pesar de todas las deploraciones y declaraciones que se hacen a cada repetición de tales acontecimientos», consideró el obispo de Latina-Terracina-Sezze-Priverno, Mariano Crociata. En declaraciones a la agencia SIR, el prelado señaló que hay que subrayar que se trata de «un hecho profundamente doloroso, en sí mismo y por las circunstancias en que se produjo. Ello exige una atenta reflexión y oración».
Además, subrayó la necesidad de recordar «una vez más a las instituciones la necesidad de preparar mejor los instrumentos necesarios, tanto legislativos como de inspección y control, que prevengan al máximo e impliquen a todos los niveles de autoridad y competencia de los organismos encargados de la defensa y protección del trabajo y de los trabajadores».
La tercera cuestión —para Crociata, que también es el presidente de la Comisión de Conferencias Episcopales de la UE (COMECE)— «interpela a todos, porque en un caso como este lo que se pone de manifiesto va más allá de la cuestión de la observancia de las normas que deben proteger a los trabajadores y la realización del trabajo».
«Lo que está en juego es el sentido de la dignidad de toda persona humana. Un sentido de la dignidad que no puede ser impuesto ni impuesto por ley, por decreto, sino que es algo que brota de una conciencia auténticamente humana, de la conciencia personal de cada ser humano», agregó. Lo que está «en juego» es «el sentido elemental de lo humano, el sentimiento de ser interpelado directamente por un ser humano, especialmente cuando se encuentra en una situación de peligro o en cualquier tipo de dificultad. Nadie puede sentirse exento de la llamada que llega a la conciencia directamente de este trágico acontecimiento, que exige una seria reconsideración por parte de todos y cada uno», manifestó finalmente.