El obispo de Almería reconoce «decisiones dolorosas» para salvar la economía de la diócesis
Antonio Gómez Cantero cuenta en una carta a sus sacerdotes el plan de viabilidad económica de Almería. «Llevamos muchos meses haciendo todo lo humanamente posible» para salvar la economía diocesana, reconoce
«Querido hermano sacerdote, te escribo esta carta después de una sosegada reflexión y convencido de que mereces una explicación de mi puño y letra, clara, sincera y sin filtros». Así comienza la carta que el obispo de la diócesis de Almería, Antonio Gómez Cantero, ha dirigido a todo su clero diocesano para explicar la situación económica de la diócesis. En ella reconoce que «nuestra querida diócesis de Almería pasa por una situación económica complicada que amenaza con hipotecar su futuro», y que «las deudas nos atenazan».
También desvela que el obispado tiene «un plan de navegación claro y contrastado con profesionales del máximo nivel», por lo que pide a sus sacerdotes huir «de medias verdades, rumorología conspiranoica o interpretaciones sesgadas y malintencionadas». Gracias a este plan «se han analizado los escenarios posibles, uno por uno», y también «se ha negociado con nuestros acreedores y se han estudiado todas las tasaciones de nuestros bienes inmuebles para conseguir las mejores condiciones de venta». «No estamos improvisando, ni mucho menos», afirma Gómez Cantero, pues «llevamos muchos meses haciendo todo lo humanamente posible» para salvar la economía diocesana.
En esta línea, reconoce que próximamente «tendremos que tomar alguna decisión dolorosa, muy dolorosa», pero el objetivo del plan de viabilidad «finalmente se cumplirá». Con este fin «salvaremos la Diócesis y podremos continuar con nuestra misión evangelizadora, asistencial y promotora de todos los valores y virtudes cristianas que Jesús nos mostró», añade en su misiva.
Junto a todo ello, Antonio Gómez Cantero lamenta que en torno a este asunto se han levantado «opiniones sesgadas y malintencionadas» que han «sembrado la duda sobre la honorabilidad de quienes nos vemos en la tesitura de enmendar equívocos» de gestiones pasadas, voces que se han dedicado «a sembrar la cizaña» en la diócesis. Por ello, concluye pidiendo a sus sacerdotes «lealtad y la humildad» para acompañar a las comunidades cristianas de la diócesis «dándoles esperanza».