Monseñor Osoro: «Dios nos pide dar un abrazo al que nos insulta o quiere eliminarnos de la vida pública»
En la Jornada diocesana de Apostolado Seglar, el arzobispo de Madrid ha animado este sábado a los representantes de las diversas organizaciones laicales a salir «a los caminos de los hombres, sin miedo a miedo a contagios de ningún tipo». El que contagia a los demás es el cristiano; son los demás los que «tendrían que tener miedo»
«Convertirnos en una Iglesia en salida». Este es el reto que se marca la XVI Jornada de Apostolado Seglar de Madrid, según ha explicado el delegado diocesano, Rafael Serrano, que concibe esta cita anual como un lugar de «encuentro, comunicación, diálogo» de las distintas realidades laicales de Madrid. «Nos tenemos que contagiar entre nosotros para juntos, salir a la calle a anunciar a Jesucristo».
Con lema «Laicos en salida, en la vanguardia de la acción misionera de la Iglesia», representantes de movimientos, asociaciones y otros grupos se reúnen este sábado en el Seminario Diocesano de Madrid. La jornada ha comenzado con una Misa presidida por monseñor Carlos Osoro y concelebrada, entre otros, por los vicarios de Evangelización, Carlos Aguilar, y de Acción Caritativa, Javier Cuevas.
Salir a los caminos de los hombres
«Cristo fundó la Iglesia para estar en el mundo»; dio sus discípulos «el mandato» de evangelizar, dijo el arzobispo de Madrid al comienzo de su homilía. Pero no con sus propias fuerzas. El primer paso es «acoger al Señor».
«Somos bautizados, tenemos la vida del Señor». Y llenos de esa vida, Él nos pide que salgamos «a los caminos de los hombres» para «tender puentes, encontrarnos con todos los hombres en todas las naciones».
«Dios sale a los caminos de los hombres, a todos, sin excepción. No tiene miedo a contagiarse, porque quien contagia es Él. Es la seguridad que tenemos que tener nosotros también, que cuando llevamos a Dios no debemos tener miedo a contagios de ningún tipo. Es más, ¡tendrían que tener miedo los otros! Contagiamos la verdad, la vida, el amor, la felicidad, la austeridad! No tengamos miedo a salir», añadió Osoro.
Comentando a continuación el evangelio del día («Amad a vuestros enemigos; haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen»), el arzobispo reconoció que «lo primero que nos sale cuando nos dan una bofetada es devolverla», pero «esa reacción no es de Dios». La reacción de Dios es dar un abrazo». «Dar un abrazo al que me está insultando, dar un abrazo al que quiere eliminarme de la presencia pública. Eso es lo más difícil. Pero yo no me estoy inventando nada, lo dice el Señor». «Es fácil sacar la lanza para matar a los que están a nuestro alrededor, como en Altamira», pero el cristianismo introduce un «cambio radical», que significa pasar «de aborrecer a amar».
«Entre todos, con todos y para todos»
La ponencia de la Jornada de Apostolado Seglar estuvo a cargo del vicario de Evangelización, que habló sobre «Los retos para la Iglesia actual a partir de Evangelii gaudium».
La exhortación de Francisco «significó un aldabonazo fuerte para toda la Iglesia», dijo Carlos Aguilar. Tras su lectura, «nos deberíamos plantear muy en serio si nuestras organizaciones, nuestras estructuras, nuestros montajes tienen, a lo mejor, mucha carne (es decir, si están pasaditos de peso) y, en cambio, tienen poco espíritu. Si las estructuras nos pesan es porque no tienen espíritu que les dé vida; y por eso, cuando nos empeñamos en cambiar tan solo las estructuras y nos olvidamos del Espíritu, el trabajo es en vano».
«La necesidad de conversión» esta estrechamente vinculada «con la necesidad de dale al Espíritu Santo el protagonismo que le corresponde», añadió Aguilar. Como dijo Benedicto XVI, en Pentecostés «los Apóstoles no dijeron: “ahora queremos crear una Iglesia», y con la forma de una asamblea constituyente, habrían elaborado una constitución. No, ellos rezaron y en oración esperaron, porque sabían que solo Dios mismo puede crear su Iglesia».
A la primacía del Espíritu, se une el protagonismo de la comunidad. «A los evangelizadores no les podemos concebir yendo de por libre, como lobos solitarios, sino como miembros de una comunidad cristiana», dijo el vicario. «Siendo como es muy importante e imprescindible para la evangelización el testimonio de cada fiel cristiano, este adquiere toda su relevancia cuando lo es de alguien que vive inserto en una comunidad, y a lo que invita y a lo que llama es a insertarse en una comunidad de fieles donde podrá conocer a Jesucristo, su persona y su evangelio».
Esas «comunidades (movimientos, grupos, asociaciones…) tampoco pueden concebirse de forma y aislada y desgajada del organismo eclesial que les da la vida». «Una comunidad, para que dé fruto en orden de la evangelización, ha de estar en comunión y abierta a las demás comunidades y a la única Iglesia de Jesús». Esto significa estar «dispuestos no solo a enriquecer a los demás con los carismas que hemos recibido del Señor, sino también a dejarnos enriquecer con los carismas que el Señor ha infundido en los demás hermanos y realidades de la Iglesia».
«El reto hoy», tal como reza el lema del Plan Diocesano de Evangelización lanzado por el arzobispo —y coordinado por Carlos Aguilar— es evangelizar «entre todos, con todos y para todos», concluyó el vicario
Panel de experiencias
La Jornada de Apostolado seglar prosigue en la tarde del sábado con un panel de experiencias, en el que participan la presidenta de Manos Unidas, Soledad Suárez; la delegada diocesana de Enseñanza, Inmaculada Florido; Sonia Manzano, de las Juventudes Marianas y Vicencianas, y la periodista Paloma Gómez Borrero.
A las 19 horas está prevista la lectura de conclusiones, tras la cual se rezarán Vísperas en la capilla del Seminario.