El Papa sobre Gaza: «La ayuda tiene que llegar a quien lo necesite y nadie lo puede impedir»

Francisco no ceja en su empeño de reclamar la paz, aunque a su alrededor se hagan oídos sordos. Un domingo más, desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, el Santo Padre ha renovado su llamamiento de los últimos ocho meses sobre la situación en Tierra Santa: «Animo a la comunidad internacional a reaccionar urgentemente, por todos los medios, para socorrer a la población de Gaza extenuada por la guerra. La ayuda humanitaria tiene que poder llegar a quien lo necesite y nadie lo puede impedir».

Tampoco se ha olvidado de los rehenes israelíes, cuya liberación inmediata ha exigido. Ha evocado aquel encuentro de oración en los Jardines Vaticanos, del que se cumplieron diez años este sábado, y en el que participaron Simón Peres y Mahmud Abás para insistir en su mensaje de entonces: que «para hacer la paz se necesita valor, mucho más valor que para hacer la guerra».

Hace diez años, ese encuentro testimonió «que darse la mano es posible», ha afirmado el Pontífice. «Por eso, animo las negociaciones en curso entre las partes, no son fáciles, y deseo que las propuestas de paz para el cese al fuego en todos los frentes», ha dicho tras la oración mariana.

El Papa ha agradecido la iniciativa conjunta del rey Abdalá II de Jordania; del presidente egipcio, Al Sisi; y del secretario general de la ONU, António Guterres, de organizar una conferencia sobre la situación humanitaria en Gaza. Tendrá lugar este martes, en la orilla jordana del mar Muerto, y están convocadas las principales organizaciones humanitarias.

En el pensamiento del Papa tampoco han faltado ni Ucrania ni Myanmar. Francisco ha exclamado un domingo más que la paz es un deseo universal para el que hay que reunir todos los esfuerzos posibles «con la ayuda internacional».

La libertad de Jesús

Antes del rezo del ángelus, el Pontífice ha explicado por qué Cristo vivía y actuaba libre de cualquier condicionamiento o prejuicio. Se debía a la fuerza del Espíritu Santo. Este le hacía libre respecto a las riquezas, al poder, a la fama y a la aprobación. «Nunca renunció a decir la verdad, aun a costa de no ser comprendido y de hacerse impopular hasta morir en la cruz; y no se dejó intimidar, ni comprar, ni corromper por nada ni por nadie», ha asegurado Francisco.

El Papa ha invitado a imitar esta libertad de Jesús liberándonos de la búsqueda del placer, del poder o del dinero, que nos convierten en «esclavos». Para ello, ha indicado que es necesario permitir «al amor gratuito de Dios que nos llene el corazón». «Entonces crecemos en la libertad y difundimos su buen perfume a nuestro alrededor», ha concluido.