El Papa pedirá por la paz en la ciudad de Romeo y Julieta
Francisco participará este sábado, en Verona, en Arena de Paz 2024, encuentro para poner el foco en los problemas que asolan al mundo
Las calles de Verona están revestidas de símbolos que recuerdan una tragedia literaria que pasó a la historia gracias a la pluma de William Shakespeare. Los lugares donde se desarrolla de forma ficticia Romeo y Julieta ahora son un punto de visita obligado para millones de turistas. En algunos de esos rincones, como la basílica de San Zenón —donde contraen matrimonio los protagonistas de la obra del dramaturgo inglés—, estará el 18 de mayo el Papa Francisco para reunirse con sacerdotes y consagrados, antes de dedicar un hueco de su agenda a los niños y a los jóvenes en la plaza situada delante del templo románico en el que descansan los restos del santo, patrón de Verona.
Pero si de simbolismo se trata, será en un anfiteatro romano del siglo I d. C. donde tendrá lugar el evento central del viaje del Santo Padre. El suelo que presenció en el pasado combates entre gladiadores y animales exóticos se transformará en un escenario único para un llamamiento a la paz en el mundo a través de palabras, pensamientos y acciones. Es en este lugar donde se llevará a cabo el Arena de Paz 2024, reunión que pone el foco en los problemas del mundo actual y cuyo lema este año es La justicia y la paz se besarán, extraído del salmo 25. Un título que el obispo de Verona, Domenico Pompili, explica así: «En este tiempo, con tonos a menudo dramáticos, en el que podemos correr el riesgo de perder la esperanza, el Papa vendrá para confirmar a la Iglesia de Verona y a la ciudad de Romeo y Julieta la promesa que hace la Palabra de Dios».
La jornada que presidirá Francisco se enmarca en una serie de encuentros que se retomaron en 2023, promovidos por la diócesis de Verona y algunas revistas católicas italianas; pero que comenzaron en 1986 para poner sobre la mesa muchos de los problemas y realidades que atravesaba el mundo, con la Guerra Fría en curso. «En aquel tiempo, en los 80 y 90, el movimiento pacifista en Italia era muy fuerte por la oposición a los euromisiles. Se pedía el desarme y una política de paz y diálogo. En ese contexto, un grupo de misioneros volvió al país desde África y América Latina. Fueron los que plantearon que la política militar llevaba a un sistema económico injusto que empobrecía a los pueblos». Lo señala a Alfa y Omega Patrizia Farronato, que participó en su día en dichas reuniones y que en esta forma parte de la organización de los grupos de trabajo y diálogo que examinarán distintos temas: migración, ecología, economía, democracia y desarme.
Similitudes y diferencias
Ahora, 38 años después del primer Arena de Paz, algunas de esas realidades han cambiado: «En los 80, la globalización económica aún no había afectado al mundo occidental, por lo que las Arenas se planteaban para tratar políticas norte-sur. Hoy, eso ya no existe, pero el mundo está atravesando algo similar, poniendo en crisis nuestras economías. Las sociedades están gravemente empobrecidas por el sistema de producción: trabajo precario, explotado o mal pagado». También están los conflictos, como el de Ucrania o los de Oriente Medio, mediante los cuales «se está configurando una economía de guerra» mientras la sociedad civil «sigue pidiendo el alto al fuego y que se detenga el envío de armas».
Con la guerra como telón de fondo, una de las grandes consecuencias son los flujos migratorios, que están alcanzando un punto crítico y que preocupan a nivel internacional. «Pensemos en Afganistán, Irak o Siria, y en esas personas pobres que huyen de esos países y a las que se les está negando su derecho a migrar. Hay cientos de miles de muertos en el Mediterráneo», resalta Farronato. Sobre todo esto debatirán unos 600 expertos en las distintas materias, para «identificar las urgencias y hacer que la política escuche» lo que quieren decir. Para ello, habrá que «ver, leer y analizar la situación» y, posteriormente, hallar un camino conjunto para crear planes de actuación. Esa mañana, también se realizará una doble conexión con Israel y Cisjordania, en Tierra Santa, para reunir de manera simbólica a israelíes y palestinos en un signo de esperanza.
Francisco, cuyo pontificado ha ido muy en la línea de los asuntos que plantea el encuentro, pronunciará un discurso en el que abordará muchos de estos temas. Farronato cree que su voz será importante, al igual que lo ha sido su forma de gobernar la Iglesia en estos años: «Estamos muy contentos de que esté presente, ya que es un punto de referencia tanto para los que son católicos como para los que no. Su magisterio llega de manera transversal, y que participe en algo así hará que le podamos comunicar, al menos con la presencia, nuestro apoyo a todo lo que está implementando. Nos gustaría que él continúe más allá del 18 de mayo todo lo que aquí se está iniciando».
Con el viaje de Francisco, será la sexta vez que un Pontífice visita Verona. Hay que remontarse a tiempos de Lucio III, que llegó en 1184. A partir de ese momento, la ciudad se convirtió en sede papal por poco más de tres años. De hecho, el Pontífice está enterrado en la catedral de Scagliera. Su sucesor, Urbano III ocupó la sede episcopal hasta 1187 y Pío VI también estuvo a finales del siglo XVIII. Los últimos Papas en viajar hasta este emblemático rincón italiano fueron Juan Pablo II, en una visita intensa de dos días, donde pronunció varios discursos. Uno de ellos lo dirigió a los jóvenes en el mismo anfiteatro romano en el que Francisco también estará en pocos días; y Benedicto XVI, que viajó en octubre de 2006 con motivo de la IV Conferencia Nacional de la Iglesia Italiana, dedicada al tema Testigos de Jesús Resucitado, esperanza del mundo.