El Papa apoya la batalla de los yanomami por sobrevivir
«El Papa quiso conocer el problema y la situación de mi pueblo», dijo el líder de esta tribu indígena
En Brasil, el territorio yanomami duplica la superficie de Suiza (más de 9,6 millones de hectáreas), mientras que en Venezuela ocupa la Reserva de la Biosfera Casiquiare-Alto Orinoco, de unos 8,2 millones de hectáreas. Juntas, estas dos zonas constituyen el mayor territorio forestal indígena del mundo. Allí vive la tribu indígena más numerosa de la Amazonía que no tuvo contacto con el mundo exterior hasta 1940 cuando el gobierno brasileño se adentró en la selva para demarcar la frontera con Venezuela. Después llegó la fiebre del oro y desde entonces las violaciones de los derechos de este pueblo originario no han parado. Hoy luchan por sobrevivir acechados por varias crisis. Las actividades de la minería ilegal han ido en aumento en los últimos cuarenta años lo que ha impactado de lleno en sus comunidades. No solo han contaminado el agua que antes era potable y los han condenado a pasar hambre por la devastación de la tierra, sino que les han contagiado con enfermedades muy difíciles de controlar sin la debida atención sanitaria.
Los garimpeiros, como se conoce a los mineros ilegales de oro, han destruido en los últimos años más de 3.000 hectáreas de bosque tropical, contaminado ríos con mercurio y provocado una crisis humanitaria —miles de casos desnutrición y malaria, así como diversos casos de asesinatos y violaciones— en los pueblos indígenas. A todo ello se suman también los devastadores efectos del cambio climático.
A principios del 2023, el presidente brasileño Lula Da Silva denunció a su predecesor Jair Bolsonaro —que desmanteló cuando estaba en el gobierno las leyes de protección medioambiental— por cometer un genocidio contra los yanomami, tras hacerse pública la muerte de más de 570 niños menores de cinco años de esta tribu en el país.
El pueblo yanomami está abandonado. Al Papa le duelen las violencias infligidas contra los pueblos indígenas y la explotación de la región amazónica. Tanto que incluso dedicó un Sínodo al pulmón verde en el que habitan y cuidan y escribió la exhortación apostólica Querida Amazonia.
Este miércoles recibió en el Vaticano al líder de los yanomami, Davi Kopenawa, que lidera una campaña fuera de su aldea para recabar apoyos institucionales en la comunidad internacional y proteger así a su comunidad. En sus periplos en el extranjero, le acompaña siempre el religioso italiano Carlo Zacquini, de los Misioneros de la Consolata, que contactó por primera vez con su comunidad en los años 60 y ha hecho suyas sus reivindicaciones.
«No tengo miedo del hombre blanco, pero sí de las máquinas que destruyen la tierra y derriban los árboles y crean zanjas en el suelo para llevarse los minerales. Tengo miedo de que esta minería arruine nuestras comunidades, nuestros ríos, nuestra salud, nuestra supervivencia y nuestra propia riqueza. Me preocupa nuestro futuro, las próximas generaciones necesitarán la selva», declaró Kopenawa en una entrevista con los medios del Vaticano.
«Sabía que era muy importante para mí y para la causa de mi pueblo hablar con el Papa Francisco. Fui recibido muy bien, con respeto», explicó el líder yanomami. «Le he pedido —afirmó— que interceda ante el presidente de la República de Brasil para convencerle de que haga retirarse a los buscadores de oro y demás explotadores».
«Para resolver estos problemas», observó Davi, «lo importante es elegir a personas que amen a los indios y conozcan a fondo su realidad. Los políticos locales y nacionales no permiten salvaguardar la salud del pueblo yanomami, y lo mismo ocurre con otros grupos. Los terratenientes, los madereros no permiten que se respeten nuestras tierras». La denuncia de Davi se refiere también a la propia Funai (Fundación Nacional del Indio) —encargada de velar por el respeto de sus derechos, recogidos en la Constitución brasileña y en el Estatuto del Indio— que, según él, «se ha desmantelado hasta tal punto que no se puede hacer que funcione para las necesidades para las que fue creada».
Parolin, en Brasil
El pasado 8 de abril, el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, visitó a Lula —cuya campaña presidencial en 2022 incluyó la promesa de revertir las políticas de Bolsonaro que desmantelaron la estructura gubernamental de protección a los indígenas— y afrontaron las dificultades que afrontan las tribus originarias, según ha informado el diario Crux.
En una entrevista con los medios del Vaticano, catalogó como «muy fructífera»” la reunión con Lula en Brasilia. «El hecho de encontrar al presidente forma parte de nuestra actividad, de nuestra función, como representantes de la parte diplomática de la Santa Sede. Fue un buen encuentro, pudimos hablar de temas más específicos de Brasil, como el tema del Acuerdo y la aplicación del Acuerdo entre la Santa Sede [y Brasil]; pero luego, ampliando también nuestra mirada sobre los grandes problemas internos —el tema de la pobreza, el tema de la desigualdad, el tema del hambre, el tema de la justicia— y luego también un poco sobre los problemas del mundo de hoy y, sobre todo, sobre el tema de la paz», aseguró.