El número de fallecidos en la selva del Darién «es incalculable»
Concluye la reunión de obispos colombianos, panameños y costarricenses exigiendo seguridad para atender a los migrantes. «No permitan que les roben la esperanza», les piden a ellos
«El número de personas que perecen» en el tapón del Darién «es incalculable, ya que muchos de los cuerpos no son rescatados», denunció José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá, el 22 de marzo en la capital del país. Acompañado por el obispo colombiano Mario de Jesús Álvarez y el padre Rafael Castillo, director de la Cáritas colombiana, el panameño compartió el pasado viernes en rueda de prensa las conclusiones del encuentro organizado del 19 al 22 de marzo por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Aparte de panameños y colombianos, el evento contó con prelados costarricenses y todos juntos exigieron a las autoridades mayor seguridad para establecer en este territorio entidades eclesiales para atender a los migrantes.
A través de la lectura de un comunicado conjunto, Ulloa señaló que las familias en diáspora que atraviesan esta región de selva entre Colombia y Panamá en su ruta a Estados Unidos y Canadá «son víctimas de estructuras y grupos criminales». Apuntó que las mafias «hacen de la desesperación de nuestros hermanos su negocio». Además «profanan la dignidad» y generan un escenario de «muerte» que ya no solo afecta a los hombres, pues la migración «cada vez más, tiene cara de mujer y de niño», sentenció Ulloa.
Las causas que empujan a las familias a emprender este viaje son varias, «necesidad de supervivencia, de reunificación familiar y causas estructurales como la pobreza, la desigualdad, los efectos del cambio climático y la persecución política y social». Según la Defensoría del Pueblo de Colombia, en 2023 más de 520.000 personas cruzaron el Darién, más del doble que en 2022. De ellos, 113.180 son menores y la tendencia sigue aumentando en los meses transcurridos de este 2024.
«No permitan que les roben la esperanza»
Además del mensaje que el Papa Francisco envió el miércoles 20 de marzo comparando esta crisis con un «vía crucis» y en el que encargó a los obispos y agentes pastorales mostrar «el rostro de una Iglesia madre, que marcha con sus hijos e hijas», esta región ha contado con más apoyos. Los locales y migrantes refugiados temporalmente en las precarias instalaciones de Lajas Blancas recibieron ese mismo día la visita de los prelados en el vicariato apostólico del Darién.
«No permitan que les roben la esperanza ni que le impidan seguir soñando», les recordó entonces José Domingo Ulloa Mendieta. Una petición que fue contestada con el testimonio entre lágrimas de un hombre de 40 años que, según vio a los obispos, se abrazó a uno de los sacerdotes que los acompañaba confesándole: «Solo Dios sabe lo que hemos sufrido».