Francisco convocará oficialmente «en pocas semanas» el Jubileo de 2025
Desea que el anuncio pueda «ayudar a muchos a reflexionar y vivir concretamente la esperanza»
«Dentro de pocas semanas haré pública la Carta Apostólica con el anuncio oficial» del Jubileo de 2025, ha dicho el Papa en la mañana del 15 de marzo durante un encuentro con la Plenaria del Dicasterio para la Evangelización. Debido a sus problemas de voz, ha sido Filippo Ciampanelli, oficial de la Secretaría de Estado, el encargado de pronunciar su discurso y dar esta primicia. A través de este sacerdote italiano, el Pontífice ha expresado su deseo de que «esas páginas puedan ayudar a muchos a reflexionar y, sobre todo, a vivir concretamente la esperanza».
Francisco ha señalado que, del Jubileo que arrancará el 24 de diciembre con la apertura de la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, «debe surgir la fuerza de la esperanza». Sobre esta virtud teologal, ha explicado que a menudo se la ha descrito como «la hermana pequeña en medio de las otras dos, la fe y la caridad». «Pero sin la cual estas dos no siguen adelante».
Además ha agradecido al dicasterio los pasos que está dando en la organización del evento. «Estoy seguro de que todo este esfuerzo dará sus frutos», ha vaticinado. Y frente a las numerosas intervenciones que están acometiendo las calles de Roma, ha reivindicado que «la acogida de los peregrinos debe expresarse no sólo en las obras estructurales» sino también en permitirles «experimentar la fe, la conversión y el perdón».
Un «testimonio de vida» y no «una teoría»
En su discurso con los miembros del Dicasterio para la Evangelización, el Papa ha insistido en que este «es un momento importante para abordar los problemas de la evangelización, sobre todo cuando se observan las distintas regiones del mundo, tan diferentes en cultura y tradición».
Francisco ha señalado que «el secularismo de las últimas décadas ha creado enormes dificultades» en varias Iglesias locales. «Desde la pérdida del sentido de pertenencia a la comunidad cristiana, hasta la indiferencia respecto a la fe y sus contenidos», ha enumerado. Ha invitado a los presentes a plantearse «qué respuesta eficaz estamos llamados a dar a las nuevas generaciones para que recuperen el sentido de la vida». Y les ha recalcado que «la llamada a la autonomía de la persona, planteada como una de las reivindicaciones del laicismo, no puede teorizarse como independencia de Dios porque es precisamente Dios quien garantiza la libertad de acción personal».
El Pontífice ha planteado a los miembros del dicasterio el reto de «comprender cómo superar la ruptura que se ha producido en la transmisión de la fe». La primera medida, calificada como «urgente», sería «recuperar una eficaz relación con las familias y los centros de formación». A su juicio, sin un encuentro «real y existencial» con Jesucristo, «se estaría siempre sometido a la tentación de hacer de la fe una teoría y no un testimonio de vida». Y ha encargado a los obispos «que sepan alimentar y acompañar las vocaciones» al ministerio de catequista. «Especialmente entre los jóvenes para que se reduzca la brecha entre generaciones y la transmisión de la fe no parezca una tarea confiada sólo a los ancianos».
«Dios es Padre misericordioso, no amo»
Francisco les ha hablado además de «la espiritualidad de la misericordia como contenido fundamental en la obra de evangelización». Según sus palabras, «la misericordia de Dios nunca falla y estamos llamados a dar testimonio y a hacerla circular por las venas del cuerpo de la Iglesia». Ha reivindicado el legado de Juan Pablo II, quien «relanzó con fuerza y modalidades renovadas» el mensaje de que «Dios es misericordia». También a las Misioneras de la Misericordia, quienes «ofrecen un testimonio que debería llevar a todos los sacerdotes la gracia y la alegría de ser ministros de Dios, que perdona siempre y sin límites».
Finalmente, ha puntualizado que «Dios no solo espera, sino que sale al encuentro y va en busca porque es Padre misericordioso, no amo, y es buen Pastor, no mercenario». Ha recordado cómo «se llena de alegría cuando puede acoger a una persona que vuelve». Y recalcado que «se es tocado por aquello que más necesitamos, es decir, el amor puro y gratuito, que es fuente de vida nueva».