La Santa Sede da en Taiwán «un importante paso adelante» en su relación con el confucianismo

El Dicasterio para el Diálogo interreligioso del Vaticano está organizando, en colaboración con el Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad Católica Fu Jen, el taller Cristianos que promueven el diálogo con los confucianos: orientaciones y perspectivas. Es un evento internacional en la ciudad taiwanesa de Taipei que ya ha concluido su primera jornada el viernes 8 de marzo y que tendrá una más el sábado 9.

Su principal objetivo es, según ha revelado en un comunicado el dicasterio, «formular directrices oficiales para los católicos que dialogan con seguidores del confucianismo». El Vaticano enfatiza que ya ha organizado «anteriores reuniones en línea» con expertos de todas partes del mundo en las que han compartido «sus ideas y conocimientos». Por tanto, esta nueva cita académica supone «un importante paso adelante en esta iniciativa y brinda la oportunidad de compartir las ideas del proyecto con un público más amplio interesado en promover el diálogo confuciano-cristiano».

Uno de los ejemplos de mayor éxito de este tipo de encuentros fue el llamado Diálogo entre civilizaciones sobre el bien común que tuvo lugar en Roma los días 27 y 28 de junio de 2023. La Pontificia Academia para las Ciencias Sociales fue la encargada de organizar este congreso para descubrir los valores en común entre el Vaticano y China que contó con participantes de las universidades de Shanxi, Pekín y China del Este, pero también de centros educativos estadounidenses.

En aquella ocasión, Robin Wang, profesora en la Loyola Marymount University de Estados Unidos y una de los doce académicos chinos que pasó por la Ciudad Eterna, reveló a Alfa y Omega que la humildad y los límites de la ciencia son dos preocupaciones compartidas por el catolicismo y el confucianismo. «Debemos entender nuestra relación con la naturaleza y evitar usar nuestra creatividad humana para interferir con el trabajo celestial, tenemos que distinguir entre la inteligencia natural y la estupidez artificial», sostuvo entonces.